Dedicó el premio a «los mártires de Tiananmen»
El activista encarcelado Liu Xiaobo lloró al conocer que había recibido el premio Nobel de la Paz y lo dedicó a «los mártires de Tiananmen», en referencia a la matanza cometida en 1989 por el ejército chino de cientos o miles de estudiantes que pedían reformas democráticas en China.
La esposa del disidente, la poetisa Liu Xia, informó hoy a través de un comunicado del encuentro que tuvo esta mañana con su marido en la prisión de Jinzhou, (provincia de Liaoning) en la que el Nobel de la Paz cumple once años de cárcel por haber redactado un manifiesto de demanda de reformas democráticas en su país.
Liu Xia, de 49 años y bajo arresto domiciliario, dijo que los guardias de la prisión informaron ayer, sábado, al recluso, de 54 años, de la decisión del jurado del Instituto Nobel Noruego.
Al regresar a Pekín, la poetisa, que se casó con Liuu Xiaobo en 1996, cuando éste cumplía su segunda condena por disidencia, se comunicó con el exterior a través de Twitter.
«Hermanos, ya he regresado. Me encuentro bajo arresto domiciliario y no sé cuándo voy a poder veros. Mi teléfono ha quedado dañado y no puedo recibir llamadas. He visto a Liu Xiaobo. En la noche del día 9 los guardias le dijeron que había ganado. Cuando todo se tranquilice, por favor, ayudadme a presionar. Gracias».
La esposa del nobel, que pactó con las autoridades la visita a la prisión tras conocer el fallo, se encuentra bajo arresto domiciliario a pesar de no haber cometido ningún delito y no puede abandonar su apartamento, informó en un comunicado la ONG Freedom Now, un grupo de abogados internacionales especializados en casos de derechos humanos que se ocupan del caso de Liu Xiaobo.
«Liu Xia está recibiendo una enorme presión», aseguró Yang Jianli, uno de los miembros de este equipo internacional de abogados. «Esperamos que los líderes mundiales condenen este vergonzoso acto del Gobierno chino y pidan la liberación inmediata y condicional de Liu Xia».
En una entrevista concedida a Efe el pasado miércoles, Liu Xia aseguró que no esperaba que le concedieran el Nobel a su marido, al que describió como un hombre voluntarioso, dulce y con un alto sentido de la responsabilidad social.
El gobierno chino ha reaccionado a la concesión del Nobel al disidente Liu reforzando la vigilancia bajo la que vive su esposa desde diciembre de 2008, cuando éste fue detenido tras firmar, junto con otros 300 intelectuales, el manifiesto político «Carta 08», que pide la entrada en vigor de derechos constitucionales como la libertad de prensa o expresión o el pluripartidismo.
Además, desde el viernes por la tarde, cuando se supo en Pekín la noticia, el régimen ha detenido a decenas de disidentes, algunos de forma intermitente y cada vez que son requeridos por la prensa internacional para reunirse con ellos.
Por este motivo, algunos de los activistas cercanos a la pareja se están negando a facilitar declaraciones debido al riesgo que supone informar sobre el nuevo Nobel de la Paz.
La reacción inmediata de Pekín consistió en convocar al embajador noruego en China para expresar su rotunda oposición al premio y amenazar sobre las graves consecuencias que pueden sufrir las relaciones bilaterales entre ambos países.
Además, el aparato censor ha evitado que la noticia aparezca en las portadas de los medios y la ha relegado a notas editoriales en las que se define a Liu Xiaobo como un «delincuente» y la concesión del Nobel como una «blasfemia», parafraseando el comunicado hecho público el viernes por el Ministerio chino de Exteriores.
Aunque la mayoría de chinos ignoran quién es Liu Xiaobo, la censura que el régimen está ejerciendo sobre el asunto está despertando la curiosidad en muchos ciudadanos de la República Popular, en la que las manifestaciones de estudiantes de Tiananmen que el intelectual lideró junto con otros activistas, está considerada todavía hoy como un tabú. (EFE)
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