Hallan cabello y parte de rostro humano en el estómago de oso en Iwate

Un aviso que advierte la presencia de osos.

La caza de un oso negro asiático (tsukiwankuma) en la ciudad de Kitakami, prefectura de Iwate, ha revelado la existencia de un ejemplar con una obsesión anormal por la carne humana. La autopsia del animal reveló que su estómago contenía cabello humano y partes del rostro de un hombre de 60 años.

El 16 de octubre, la víctima, un antiguo árbitro de lucha libre, no regresó tras ir a limpiar una instalación de agua termal al aire libre (rotenburo), ubicado a unos 50 metros del río Geto.


Al día siguiente, un compañero de trabajo encontró manchas de sangre en el lugar, lo que llevó a una llamada a emergencias. La policía halló tres pequeños trozos de carne oscura y rastros de haber sido arrastrado por encima de una cerca que daba al río, concluyendo que el hombre había sido «llevado por el oso».

El equipo de caza local, compuesto por 19 miembros, comenzó la búsqueda a la mañana siguiente hasta que se observaron dos aves rapaces (tonbi) dando vueltas sobre un punto, a pesar del ruido de un helicóptero cercano.

A las 9:10 a.m del 18 de octubre, en el punto señalado por las aves, el cazador de la vanguardia encontró al oso, un macho adulto de 140 cm de largo y 80 kg de peso. El oso, que no se inmutó con las bombas de ruido usadas para ahuyentarlo, mostró una profunda «obsesión» con el cuerpo de la víctima. Cuando el oso intentó cargar contra el cazador, éste le disparó tres veces.


UNA AUTOPSIA REVELADORA

El presidente de la Asociación de Caza de Kitakami, Hiroshi Tsuruyama, testificó que el primer disparo impactó en la sien izquierda del oso. A pesar de esto, el animal «siguió moviéndose por un rato» antes de caer muerto. El cadáver del hombre estaba boca abajo y mostraba profundas heridas de zarpazos.

Lo más escalofriante fue la autopsia. Tsuruyama, quien participó en ella, reveló que el estómago del oso «no contenía absolutamente ninguna planta», sino que tenía cabello y partes de rostro humanos. También se notó la ausencia casi total de grasa corporal en el oso, que debería ser de 5 a 10 centímetros de espesor en esta época, sugiriendo que el animal no habría podido hibernar.


Esta falta de grasa se atribuye a una «cosecha extremadamente pobre» de bellotas de haya y otros frutos de bosque debido a la intensa ola de calor del verano y la escasez de lluvia, lo que podría haber llevado al oso a buscar alimento en áreas con presencia humana.

PATRÓN OBSESIVO DE UN ANIMAL HAMBRIENTO


Nueve días antes del ataque en Kitakami, el 8 de octubre, el cuerpo desmembrado de un hombre de 73 años que había salido a recolectar hongos, fue encontrado a unos dos kilómetros de la misma instalación de agua termal. La policía cree que fue atacado por el mismo oso.

La obsesión por la comida no era aislada. Otra osa había invadido en seis ocasiones el almacén de un residente en Waga-cho Iwasaki, a 9 km del onsen, entre el 2 y el 11 de octubre, donde se comió la reserva de arroz integral. La dueña del almacén relató que el animal rompió puertas de vidrio, dejó rastros de sangre y, cuando intentaron bloquear la entrada con una camioneta, la osa la escaló con sus patas embarradas para seguir entrando.

Si bien los osos son omnívoros y pueden comer animales débiles o carroña, la depredación de humanos vivos es rara, pero obsesiva. La recomendación de seguridad es: si se encuentra con un oso a 100 metros, retroceder en silencio; si el oso carga, esconderse en un coche o edificio. Si no hay más remedio, acostarse boca abajo para proteger el abdomen y el cuello, ya que suelen atacar la cara. (RI/AG/IP/)


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