La policía del Aeropuerto de Narita arrestó a una mujer de nacionalidad vietnamita, de 51 años y sin domicilio fijo, por la importación reiterada de frutas cuya entrada está estrictamente prohibida. La detención se llevó a cabo bajo sospecha de violación de la Ley de Cuarentena Vegetal (Shokubutsu Boeki Ho), una legislación que Japón aplica con firmeza para prevenir la entrada de plagas y enfermedades.
La mujer se enfrenta a cargos por dos incidentes distintos de contrabando. El más significativo ocurrió el 26 de junio, cuando la acusada llegó a Narita procedente de Vietnam con una voluminosa carga de productos en su equipaje, que incluía aproximadamente 23,3 kilogramos de lichi (reishi), 23,24 kilogramos de chirimoya (banreishi) y 1,08 kilogramos de pepino (kyuri), todos ellos sin la debida autorización. Una semana después, el 3 de julio, presuntamente intentó introducir 0.51 kilogramos adicionales de lichi.
Según fuentes de la comisaría, la sospechosa ha admitido parcialmente los cargos, alegando que la importación fue un «encargo pagado» que introdujo «sin una verificación adecuada». No obstante, la intensidad del caso se centra en la reincidencia sistemática.
La Oficina de Cuarentena Vegetal de Yokohama, Subdelegación de Narita, del Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca, fue la entidad que denunció el caso, alertando a la policía sobre una persona que «repite las infracciones sin seguir las orientaciones».
La mujer ya había sido objeto de cinco advertencias administrativas previas por la Oficina de Cuarentena debido a la importación de productos vegetales prohibidos. Su insistencia en desafiar las normas, cruciales para la seguridad alimentaria japonesa, culminó con su arresto. La única defensa esgrimida, negando parcialmente la intención comercial, fue que el pepino y el último cargamento de lichi estaban destinados a ser «consumidos a bordo del avión». (RI/AG/IP/)
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