
La Expo de Osaka-Kansai 2025 bajó el telón el domingo 13 de octubre a las 10 de la noche, tras 184 días de exposición, innovación y encuentros internacionales. Sin embargo, la despedida no fue tan ordenada como se esperaba. A pesar del anuncio oficial de cierre, cientos de visitantes permanecieron dentro del recinto, reacios a abandonar el lugar donde vivieron una experiencia inolvidable.
En el área del puerto este, frente a la estación Yumeshima del metro de Osaka, el flujo de personas se detuvo por momentos mientras los guardias de seguridad pedían con insistencia que los visitantes se dirigieran hacia la salida. Muchos aún tomaban fotografías frente a la popular escultura de Myakumyaku, el personaje oficial de la Expo, que se convirtió en un ícono durante los seis meses de exposición.
Pasadas las 11 de la noche, cuando el último tren estaba por salir, un guardia alzó la voz con una mezcla de cansancio y súplica: “Por favor, al menos hagan el gesto de dirigirse a la estación. Mi último tren también se va”. Su frase, cargada de humanidad y agotamiento, se volvió un reflejo del cierre mismo: emotivo y caótico.
Así concluyó la gran cita de Osaka, entre aplausos, nostalgia y la voz de un guardia que resumió, sin quererlo, el sentimiento de quienes no querían decir adiós. (RI/AG/IP)
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