Crisis del sistema de bienestar en Japón: ¿cómo salvarlo sin aumentar la carga?

La falta de cuidadores es la mayor amenaza contra el sistema.

Japón enfrenta un dilema cada vez más urgente: mantener su sistema de bienestar social en un contexto de rápido envejecimiento poblacional y baja natalidad. Los costos del cuidado médico y asistencial siguen aumentando, mientras que el número de personas que sostienen el sistema —los trabajadores activos— disminuye. El gobierno y los partidos políticos, sin embargo, han evitado hasta ahora una discusión de fondo sobre las dos cuestiones clave: ¿aumentar los aportes o reducir las prestaciones?

La situación es crítica en múltiples frentes. En hogares de cuidado para personas mayores, como los que integran la Asociación Nacional de Instituciones de Bienestar para Ancianos (Roshikyo), los directores informan que han tenido que sustituir pescado fresco por productos congelados y verduras frescas por vegetales procesados. La razón: el aumento de precios no puede trasladarse a los residentes, lo que agrava las dificultades económicas de estos centros.


Un estudio de la misma organización reveló que el costo diario de alimentación por residente pasó de 1.662 yenes en junio de 2022 a 1.753 yenes en junio de 2024. Aunque el aumento parezca moderado, en un sistema ya presionado por la falta de personal y bajos ingresos, cualquier incremento repercute gravemente en la operación.

Los salarios en el sector también siguen rezagados. Según estadísticas oficiales, en 2024 un trabajador del cuidado gana en promedio 303.000 yenes mensuales, muy por debajo del promedio nacional de 386.000 yenes. Esta diferencia salarial se ha ampliado en los últimos tres años, y la reforma de tarifas para 2024 —que solo aumentó los pagos en un 1,59%— no es suficiente para cerrar la brecha.

“Mientras en la negociación salarial de primavera otros sectores consiguieron aumentos superiores al 5%, en el cuidado recibimos esto”, lamentó Masahide Tanaka, vicepresidente de Roshikyo. “Así es como seguimos perdiendo personal”, añadió con preocupación.


LA MAYOR AMENAZA: FALTA DE CUIDADORES DE ANCIANOS

El investigador senior del Instituto de Investigación NLI, Gaku Mihara, advirtió en la prensa local que la mayor amenaza para el sector es la escasez de personal. Aumentar los salarios y mejorar el entorno laboral son acciones urgentes, afirmó.

Sin embargo, cualquier solución requiere dinero, y aquí surge la paradoja: elevar los precios establecidos para los servicios médicos y de cuidado sería una respuesta, pero los trabajadores activos ya soportan una carga elevada en sus aportes a la seguridad social. Con una población laboral en descenso, esta carga no puede aumentar indefinidamente.


La Oficina del Gabinete estima que, incluso si la tasa de natalidad mejora a 1,36 hijos por mujer (frente al 1,15 registrado en 2024, la cifra más baja de la historia), los costos de atención médica y cuidado podrían crecer del 8% del PIB en 2019 al 10,7% en 2040 y al 16,1% en 2060.

El primer ministro Shigeru Ishiba ha propuesto formar un comité multipartidario para reformar el sistema de bienestar. En el debate de líderes del 2 de julio afirmó que su objetivo es “reformar sin bajar el nivel de las prestaciones”. Pero muchos analistas dudan de la viabilidad de ese objetivo.


Para Mihara, la conclusión es inevitable: “La política ha evitado hasta ahora mirar de frente el dilema real. Si queremos que el sistema sea sostenible, debemos debatir con seriedad si aumentar la carga o reducir las prestaciones”. (RI/AG/IP/)


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