El 28 de mayo, en la Comisión de Agricultura de la Cámara Baja de Japón, el líder del Partido Democrático Popular (Kokumin Minshuto), Yuichiro Tamaki, criticó duramente la estrategia del ministro de Agricultura, Shinjiro Koizumi, para estabilizar el precio del arroz. El plan incluye vender arroz almacenado a grandes cadenas minoristas mediante contratos directos, pero con una polémica: se trata de arroz de cosechas de 2021 y 2022, conocido como “arroz viejo”.
Tamaki cuestionó la medida señalando que “en un año más, ese arroz se convertirá en comida para animales”, y que venderlo ahora como una opción económica para los consumidores no resuelve el verdadero problema. Aseguró que esto no representa una solución de fondo, sino una respuesta de emergencia mal enfocada.
El 26 de mayo comenzó la venta de arroz almacenado a precio barato entre los grandes minoristas. La alta demanda obligó al Ministerio de Agricultura a suspender temporalmente las solicitudes al día siguiente. Koizumi explicó que el arroz de 2021 también se pondrá a disposición de pequeños supermercados y tiendas locales, con un precio de referencia de 1.800 yenes por 5 kilos.
«NO DEPENDER DEL ARROZ VIEJO»
Tamaki fue tajante: “Lo que se necesita es asegurar la producción nacional, no depender del arroz viejo”. También advirtió que esta estrategia provocará una «triple escala de precios»: el arroz de reserva a 2.000 yenes, otros lotes similares a 3.000 yenes y los arroces de marca como Koshihikari superando los 4.000 yenes.
El legislador recalcó que la gente busca comprar arroz de buena calidad a un precio razonable, y no productos destinados originalmente a terminar como alimento para ganado. Señaló que la propuesta del gobierno no responde a la verdadera demanda de los consumidores.
Koizumi defendió su posición, argumentando que su objetivo es crear una economía donde el arroz cueste 4.000 yenes y los consumidores puedan pagarlo sin problema. Aseguró que reducir momentáneamente los precios ayuda a calmar el mercado y permite que los agricultores sigan produciendo con confianza.
Sin embargo, evitó dar una respuesta clara sobre cuál es el precio justo del arroz. Cuando Tamaki le preguntó directamente si vender arroz para consumo humano a 2.000 yenes era aceptable, Koizumi solo respondió que “a ese precio no se puede sostener la producción”. (RI/AG/IP/)
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