En un macabro hallazgo en la ciudad de Yao, en la prefectura de Osaka, las autoridades encontraron el cuerpo de una niña dentro de un recipiente de metal, cubierto con concreto. La menor habría fallecido hace 18 años, y durante todo ese tiempo, su desaparición pasó inadvertida para la sociedad y las autoridades.
El principal sospechoso, Noriyuki Iimori, de 41 años, fue arrestado por abandono de cadáver. Durante los interrogatorios, declaró que el cuerpo pertenecía a su sobrina, quien habría muerto a los 7 años hace más de una década.
Los peritos forenses determinaron que la niña tenía aproximadamente entre 6 y 7 años y que podría haber muerto en 2007. Su identidad aún no ha sido confirmada oficialmente.
Japón realiza un censo anual de los niños en edad escolar para asegurar su asistencia a la escuela. Si un menor está ausente por más de un año, se le clasifica como «niño de paradero desconocido». En 2007, el mismo año en que se cree que la niña falleció, se registraron aproximadamente 200 casos de este tipo en todo el país.
Según expertos las investigaciones gubernamentales en aquel entonces eran insuficientes. «Si alguien decía que el niño se había mudado con los abuelos o regresado a su hogar anterior, las autoridades simplemente lo aceptaban sin verificarlo», explicó a Fuji TV, la especialista Yukiko Ishikawa.
TESTIMONIO DE UN «NIÑO DE PARADERO DESCONOCIDO»
Ryuji Kimizuka, de 28 años, vivió una infancia marcada por la invisibilidad. Tras el divorcio de sus padres, su padre lo llevó a vivir en un automóvil, donde subsistieron durante cuatro años. «Bebía agua con salsa de soja para sentir algo de sabor. Llegué a comerme mis propias uñas y piel», relata.
Durante ese tiempo, nunca recibió asistencia de las autoridades. «Nadie me buscó cuando dejé de ir a la escuela. Si alguien me hubiera encontrado antes, mi vida habría sido diferente», asegura. Su situación sólo cambió cuando su padre sufrió un derrame cerebral, lo que llevó a las autoridades a intervenir y enviarlo a un centro de acogida.
CASOS SIMILARES
La problemática de los «niños desaparecidos» se hizo más visible después de varios casos impactantes. En 2014, en Atsugi, prefectura de Kanagawa, las autoridades encontraron el cuerpo de un niño de 5 años que había fallecido en 2007. Su desaparición solo se descubrió porque no se matriculó en la secundaria y el caso fue reportado por la oficina de bienestar infantil.
En la actualidad, según cifras oficiales, 74 niños en Japón están en la categoría de «paradero desconocido». Sin embargo, Ishikawa advierte que el problema podría ser mucho mayor. «El sistema solo rastrea a los niños en edad escolar. Si un menor de 15 o 16 años desaparece, no se contabiliza. Además, si se elimina su registro de residencia, ni siquiera se investiga», señala. (RI/AG/IP/)
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