Su interés en Japón, cuando era chica, comenzó con la popular serie “Oshin”, que se emitía en su país natal, Sri Lanka.
Estudió japonés en la escuela y leía revistas japonesas. Parecía escrito que su futuro estaría en Japón y así fue.
Kellapatha Withana Nimali Wathsala llegó a Japón en 2018 como aprendiza para recibir capacitación como cuidadora.
Seis años después, la mujer de 31 años ha obtenido el certificado de cuidadora en Japón, destaca Mainichi Shimbun.
La esrilanquesa aprobó un examen escrito muy difícil, que exige un alto nivel de dominio del idioma japonés y conocimientos especializados en el campo de los cuidados a personas.
Nimali, que trabaja en un hogar para ancianos en la ciudad de Nagasaki, estudiaba antes y después del trabajo y durante los días festivos.
Rindió el examen en enero y a fines de marzo le avisaron de que había superado la prueba.
La noticia no fue celebrada solo por sus compañeros de trabajo. Los ancianos del hogar de Nagasaki se alegraron como si se tratara de su propia nieta, según Mainichi.
El director del lugar expresó en una frase la ascendencia de la mujer: “Veo a los residentes sonreír cuando miran la cara de Nimali”.
A ella también le resulta gratificante ver sonreír a los ancianos y decir “gracias”.
Cuando comenzó a trabajar en el hogar de Nagasaki, le sorprendió la meticulosidad con la que el personal cuidaba a las personas mayores.
En Sri Lanka, cuenta, es común que los hijos cuiden de sus padres ancianos, y la profesión de cuidador no está extendida.
Nimali, tras cumplir sus tres años de pasantía en Japón, regresó temporalmente a su país.
En enero del año pasado ingresó nuevamente a Japón, ya no como aprendiza, sino como trabajadora con habilidades específicas, un estatus que le permite quedarse en el país cinco años como máximo.
Ahora es una cuidadora certificada, un hito en su trayectoria laboral que la impulsa a ser mejor aún en el futuro. (International Press)
