Se ha hecho habitual que los medios en Japón informen sobre casos de mujeres, clientas de clubes de anfitriones, que son forzadas a prostituirse para saldar las deudas que han contraído por su consumo en los mencionados establecimientos.
Por lo general, la policía arresta a los anfitriones, hombres que hacen compañía y entretienen a las clientas mientras estas beben.
Esta semana la policía de Tokio arrestó a una mujer de 23 años que trabaja en uno de estos clubes en el barrio rojo de Kabukicho, Tokio.
La mujer, identificada como Yuna Katsumata, forzó a la víctima, una clienta de 23 años, a pedir champán caro y le cobró 3 millones de yenes (más de 20.000 dólares) por su consumo en el local.
Para pagar la desmesurada cuenta, Katsumata obligó a la mujer a convertirse en una prostituta callejera en Kabukicho; además, la envió a sex-shops en todo el país.
La clienta ejerció la prostitución unos seis meses, durante los cuales generó 3,5 millones de yenes (23.600 dólares), dinero con el que se quedó Katsumata casi en su totalidad.
En una ocasión, en diciembre pasado, la empleada del club abofeteó a la víctima y la amenazó.
Katsumata negó haberle pegado, pero reconoció haberse apropiado del dinero que la clienta ganó. (International Press)
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