En mayo de 2020, una pareja que vive en la prefectura de Osaka llevó a su poodle a un salón de mascotas para que le cortaran el pelo.
Eran clientes habituales del lugar.
Aproximadamente dos horas después de que dejaron a la perra de ocho años, la persona dueña del negocio los llamó para avisarles de que la garganta del animal había sufrido una herida durante el corte de pelo.
“¿Está bien que la atiendan en el veterinario de al lado?”, preguntó, según Mainichi Shimbun.
El corte había llegado al esófago de la perra, que fue sometida a tres cirugías que no pudieron salvarla. Murió 10 días después.
La pareja decidió llevar a juicio al negocio y el martes el Tribunal de Distrito de Osaka ordenó a la persona propietaria pagar una reparación de 396.000 yenes (2.690 dólares).
Los demandantes habían solicitado una compensación por daños y perjuicios de 3,5 millones de yenes (23.700 dólares).
La pareja sostuvo que la persona peluquera que mató accidentalmente a su mascota fue extremadamente negligente.
La caniche, dijeron, era un miembro insustituible de su familia.
La persona causante de la muerte del animal explicó que estaba haciendo el corte alrededor de la cara con una tijera cuando de repente la perra realizó un movimiento hacia abajo, provocando el corte. (International Press)