Vive en un apartamento de madera en el centro de Tokio. Ocupa un área de seis tatamis (unos 10 metros cuadrados). No tiene baño ni cocina. Tampoco televisión ni refrigeradora. Para bañarse, acude a un baño público. Para orinar o defecar, usa un inodoro compartido. Lava su ropa en un espacio también compartido. Come en otro lugar.
A la mujer de 31 años, trabajadora de una organización sin fines de lucro, que ocupa la vivienda no le importa porque sus ventajas compensan sus carencias: está a solo cinco minutos a pie de una estación de tren y paga menos de 45 mil yenes (334 dólares) mensuales de renta.
Su caso forma parte de una creciente tendencia entre los jóvenes japoneses, revela Yomiuri Shimbun.
Son jóvenes que además de priorizar el precio y la ubicación (cerca de una estación para movilizarse), no son materialistas. No se desviven por poseer cosas.
“Quiero vivir ligero, así que no quiero tener electrodomésticos”, dice la mujer de 31 años, que vive desde hace unos dos años en el apartamento de 10 metros cuadrados.
Las carencias no le molestan. “Me siento cómoda”, dice.
Desde hace unos tres o cuatro años, ha crecido el interés de los jóvenes por las viviendas sin baño, según la agencia inmobiliaria Balleggs, con sede en Tokio.
Por un apartamento de diez metros cuadrados con baño en el barrio de Meguro, una persona tiene que pagar alrededor de 90 mil yenes (668 dólares); por uno sin baño, el monto cae a 30.000-40.000 yenes (222-297 dólares).
El sitio web de información sobre viviendas Tokyo Sento Fudo-san presenta alrededor de 50 viviendas sin baños, así como la distancia que las separa de los baños públicos. La mayoría de consultas que recibe son de jóvenes.
Ahora bien, los apartamentos diminutos con baño también tienen alta demanda.
Una peluquera de 22 años ocupa una vivienda con baño de solo 9 metros cuadrados en el barrio de Adachi. Tiene, además, una cocina y altillo.
Como en el caso reseñado al principio, al apartamento tiene dos grandes ventajas: está a 20 minutos en metro de la estación más cercana a su lugar de trabajo y paga un alquiler de 65.000 yenes (482 dólares).
Que su vivienda sea tan chiquita no le importa porque pasa poco tiempo en ella. Suele llegar tarde del trabajo.
Solo tiene un microondas y una olla arrocera. “Dejé de comprar productos innecesarios porque no hay espacio para ellos”, declara a Yomiuri. Ahora ahorra más.
Que los jóvenes gasten menos en objetos no significa que se priven de vivir bien.
La agencia inmobiliaria Spilytus opera alrededor de 1.500 apartamentos diminutos en Tokio por los cuales los inquilinos pagan unos 60.000 yenes (444 dólares) al mes.
Estas viviendas son populares entre veinteañeros y treintañeros que prefieren gastar su dinero en experiencias (como viajes) antes que en cosas. (International Press)
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