Hablar de política suele traer resquemores sobre todo porque en latinoamérica la mala fama de la mayoría de políticos y de sus partidos hace que se evite hablar del tema.
Sin embargo, es necesario participar en ella. Si quienes se consideran personas con fuertes convicciones cívicas se abstienen de tocar el tema y más aún, de rechazarla, permiten que gente de poca o ninguna catadura moral penetren y se fortalezcan en una área que es vital para el desarrollo socioeconómico de nuestros países llevándolos al colapso como podemos verlo en las noticias.
Estas mismas noticias nos traen buenas nuevas como la reelección por cuarta vez de la boliviana naturalizada japonesa, Noemí Inoue, como concejal en el distrito de Sumida, Tokio. Por otro lado, Uzbekistán también se hace presente con la ahora japonesa Örzugul Babakhodjaeva, recientemente elegida concejal en el distrito de Setagaya de la capital nipona.
La multiculturalidad es inevitable en Japón. El envejecimiento de la población abre grandes posibilidades a los extranjeros nacionalizados japoneses para participar en la vida política.
La multiculturalidad es inevitable en Japón. El envejecimiento de la población abre grandes posibilidades a los extranjeros nacionalizados japoneses para participar en la vida política. A muchos no les gusta la idea de renunciar a su ciudadanía pues la legislación japonesa no permite la doble nacionalidad, pero creo que en futuro cercano Japón tendrá que aceptarla. En el caso del Perú la ley permite que se pueda recuperar la nacionalidad si así se desea.
Esta necesidad de intercambio internacional hace que prefecturas como la de Chiba inicien programas “Chiba-kun Global Partners” (Socios Globales de Chiba-kun) que invita “a extranjeros y japoneses con raíces extranjeras” a apoyar la multiculturalidad con sus opiniones y difundiendo noticias importantes a través de sus redes sociales. Este año han sido elegidas 29 personas de 10 países para hacer parte de esta iniciativa.
Por lo tanto, pasar de las actividades laborales a las comunales es abrir las muchas puertas que Japón ofrece a quienes residimos aquí. Nos hace visibles ante nuestros vecinos y dejamos de ser un o a una gaijin para integrarnos y aprender mutuamente promoviendo la creación de una sociedad multicultural en la que todos los residentes, independientemente de nuestra nacionalidad, idioma, cultura, costumbres, etc., podamos vivir y desempeñar un papel activo con tranquilidad.
Sería bueno, reitero, que los latinoamericanos, sobre todo los jóvenes, participemos más en las actividades de ciudades donde residimos, pues la aculturación nos da la oportunidad de ser un puente entre nuestros países y si logramos acceder a un puesto político tendríamos mayor posibilidad de ayudar y apoyar el desarrollo de nuestras ciudades y hacer de ellas lugares mucho mas agradables para vivir.
Así que los animo a acercarse a las asociaciones de intercambio internacional de sus ciudades, hay mucho por aprender y también mucho por enseñar.