Amor en Japón: un hombre y una mujer con discapacidad vencen prejuicios y se casan 30 años después

Foto freestocks

Shunsuke y Kikuyo se conocieron cuando tenían poco más de 30 años a través de un allegado en común.

Congeniaron desde el principio, se gustaron, pero la posibilidad de que surgiera una relación romántica entre ambos fue rechazada por las personas de su entorno, comenzando por sus familias.


Que ambos tuvieran discapacidad mental (leve en el caso de Shunsuke; moderada, en el de Kikuyo) era razón suficiente para sus allegados para oponerse a su romance.

Sin embargo, Shunsuke y Kikuyo no se dieron por vencidos y alrededor de 30 años después de conocerse lograron casarse.

Ambos, hoy de 62 años, cuentan su historia de amor a Kyodo.


“Era gentil y confiable”, dice Kikuyo en alusión a su esposo, recordando cómo comenzó a gustarle.

Kikuyo y Shunsuke trabajaban juntos en un grupo de jóvenes con discapacidad mental, que estaba relacionado con una asociación de apoyo formada por padres con hijos con discapacidad mental.

Organizaban viajes y grupos de estudio.


“Aprendimos todo tipo de cosas nuevas de las actividades de nuestro club, lo que nos dio la confianza para pensar que hay muchas cosas que podemos hacer de forma independiente”, recuerda Shunsuke.

Las personas de su entorno desconocían que la relación entre ambos era tan seria al extremo de que pensaban en casarse. Kikuyo recuerda que lo pensó durante muchos años, pero “nunca pude decir nada porque sabía que la gente estaría en contra”.


Cuando cumplieron 50 años comenzaron a pensar en la posibilidad de casarse como algo realista. Ya no como quimera, sino como algo realizable.

Pero cuando revelaron su intención de casarse, pasó lo que tanto temía Kikuyo. Su familia y las personas que los ayudaban rechazaron la idea.

“Se opusieron ferozmente a la idea. Nos dijeron: ‘Es imposible que ustedes dos vivan juntos’”, recuerda Shunsuke.

En aquellos tiempos, Kikuyo vivía en un hogar grupal, mientras que Shunsuke recibía apoyo de una oficina de asistencia social.

La pareja, sin embargo, no se rindió. Su amor era más fuerte y poco a poco comenzaron a doblegar la resistencia de las personas de su círculo.

Con el tiempo su relación se solidificó. La madre de Kikuyo sufría demencia y su condición empeoraba, pero allí estaba Shunsuke pra ayudar a su pareja a cuidar a su madre.

Finalmente, se casaron en noviembre de 2022, el día en que Shunsuke cumplió 62 años.

“Hay bastantes cosas que podemos hacer por nuestra cuenta si lo intentamos”, dice Shunsuke. “En lugar de decidir unilateralmente ‘no’, queremos que la gente nos explique por qué no se puede hacer algo”, añade.

Naoko Nagata, una mujer que perteneció a la asociación de padres con hijos con discapacidad y que fue consejera de la pareja durante más de una década, destaca que su perseverancia y su determinación, el hecho de que nunca flaquearan, cambiaron la mentalidad de la gente de su entorno.

Shunsuke y Kikuyo Watarai viven en un apartamento en Nagoya con la madre de ella. Una vez a la semana una trabajadora de un servicio de asistencia social para personas con discapacidad los visita.

Shunsuke trabaja como conserje en el municipio de Nagoya y Kikuyo tiene un empleo en un taller.

Llegan a fin de mes juntando sus salarios y sus pensiones por discapacidad. (International Press)

 


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