El famoso músico y compositor japonés, Ryuichi Sakamoto, ganador de un Oscar, un Globo de Oro y un Grammy por la banda sonora de la película «El Último Emperador» (1987), y tecladista de la recordada banda Yellow Magic Orchestrad (YMO), falleció a los 71 años, comunicó hoy su oficina de representación.
Sakamoto falleció el pasado 28 de marzo y el funeral se realización solo con la presencia de sus familiares cercanos. Aunque la causa de su muerte no fue mencionada en la comunicación, era ampliamente conocido que había estado luchando contra un cáncer en fase 4.
— ryuichi sakamoto (@ryuichisakamoto) April 2, 2023
Antes, en 2014 hizo público su diagnóstico de cáncer a la garganta y en 2021 dijo en su página web que había tenido un cáncer al recto que se propagó a los pulmones y que fue sometido a cirugías en octubre y diciembre de 2021.
En junio de 2022 publicó un artículo titulado «Vivir con cáncer» en la revista literaria «Shincho», al que siguieron otras entregas como «Cuántas veces más veré la luna llena» en el mes de julio.
Nació en Tokio un 17 de enero de 1952. Su padre fue un destacado editor de Kawade Shobo que estuvo a cargo de las obras del connotado escritor Yukio Mishima. Comenzó a estudiar composición musical a los 10 años y se declaró fascinado por el compositor francés Claude Debussy, por Bach y los Beatles.
En 1978, Sakamoto y los YMO brillaron su música electrónica cuando la película «Encuentros en la tercera fase» y el juego «Space Invaders» se convirtieron en éxitos.
Contó que a finales de la década de los 60’s, como estudiante de la Escuela Secundaria Metropolitana de Shinjuku, en Tokio, participó en varias manifestaciones estudiantiles que marcaron su vida para siempre.
Compuso la música de más de 30 películas, incluida «Merry Christmas, Mr. Lawrence» de Nagisa Oshima en 1983, en la que él actúa junto a David Bowie y Beat Takeshi. En 1990 hizo la banda sonora de «The Sheltering Sky», dirigida por Bernardo Bertolucci con la que obtuvo gran reconocimiento.
En 1992 compuso la música de los Juegos Olímpicos de Barcelona y se encargó de dirigir la orquesta el día de la inauguración, aunque en un principio se negó a participar diciendo: «No me gustan los eventos deportivos que levantan el nacionalismo». Finalmente, aceptó cobrando la tarifa de un dólar.
Contó que a finales de la década de los 60’s, como estudiante de la Escuela Secundaria Metropolitana de Shinjuku, en Tokio, participó en varias manifestaciones estudiantiles que marcaron su vida para siempre.
Fue una de las pocas celebridades japonesas dispuesta a hacer declaraciones políticas, incluso dijo después de los ataques terroristas del 11 de septiembre en 2001 que la situación en torno a los ataques fue «creada por la nación hegemónica de los Estados Unidos».
Después del terremoto y tsunami de Tohoku 2011, se convirtió en director musical de la Orquesta Juvenil de Tohoku, formada por niños afectados por los desastres e hizo campaña contra el uso de energía nuclear.
En marzo de 2022, cuando ya luchaba contra un cáncer avanzado, Sakamoto participó en un concierto de esa orquesta en Tokio que interpretó su nueva sinfonía titulada «Ima Jikan ga Katamui te» (Ahora se inclina el tiempo), de la que dijo «tiene similitudes con el himno de Ucrania».
LA ÚLTIMA ENTREVISTA… SU ÚLTIMO RECLAMO SOCIAL
El 29 de marzo de este año, la agencia Kyodo publicó una entrevista con el músico, es decir el día después de su muerte para hacer su último reclamo social por una carta enviada a la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike.
Sakamoto expresó su oposición a un plan de reurbanización que implicaría la demolición de dos instalaciones deportivas históricas y la tala de cientos de árboles.
Tokio aprobó el mes pasado un plan para demoler y reconstruir el estadio Jingu y el campo de rugby Prince Chichibu Memorial, así como cortar cientos de árboles, como parte de un nuevo complejo de gran altura que se completará en 2036.
En la entrevista, Sakamoto confesó que estaba perdiendo fuerzas. «Tanto la energía como la fuerza física están disminuyendo hasta el punto de que es difícil hacer música. Desafortunadamente, es difícil enviar mensajes y tomar acción más allá de enviar cartas”. (RI/AG/International Press)
