Yuki Watanabe: de ganar 1.100 yenes por hora en un bar a conducir un BMW de 10 millones

Yuki Watanabe (FNN)

 

“Mi impresión cuando lo conocí fue que era un joven amable y común. No era del tipo que se mezclaba en el crimen; más bien era tranquilo y amigable”.


Así recuerda un hombre a un joven Yuki Watanabe, hoy un rostro ampliamente conocido en Japón por su frondoso prontuario delictivo y su deportación de Filipinas.

En declaraciones a Mainichi Shimbun, el hombre recuerda que lo conoció en 2005 en la ciudad de Sapporo, prefectura de Hokkaido.

El hombre manejaba un club nocturno (de esos atendidos por chicas en minifalda que charlan con los clientes, quienes deben pagar por el consumo de alcohol de ellas) y Watanabe trabajaba como “gancho” de otro club.


Lo que hacía Watanabe era pararse en la calle y acercarse a todo hombre que circulara por ella con el fin de atraerlo al negocio para el que trabajaba.

Así, en la calle, charlando mientras esperaban o trataban de conseguir clientes, el hombre fue conociendo poco a poco a Watanabe. Se enteró de que este había nacido en un pueblito de Hokkaido y de que se había mudado a Sapporo tras egresar de la preparatoria.

Unos tres meses después de que se conocieron, Yuki le pidió trabajo al hombre y este lo contrató.


Watanabe tenía buena labia, sabía atraer a clientes al bar, charlar, reírse y negociar con ellos para que entraran, se sintieran cómodos y gastaran.

El hombre recuerda que le pagaba a Watanabe 1.100 yenes (8,36 dólares) por hora y que obtenía una comisión por cada cliente que conseguía. Atraía a unos 20 usuarios al día, y a la semana ganaba alrededor de 200.000 yenes (1.520 dólares).


Watanabe duró unos tres meses en el bar y luego abrió su propio club, al parecer en sociedad con otra persona.

El establecimiento cerró y el hombre perdió de vista a Watanabe, hasta que lo vio en 2008.

Era otra persona, nada que ver con el chico que trabajaba en la calle, bajo la nieve y el frío, persiguiendo hombres para que entraran a los bares.

“Llevaba un elegante traje a medida y artículos de marca. Conducía un BMW Serie 7 que costaba alrededor de 10 millones de yenes (76 mil dólares) en ese momento”, declara a Mainichi.

Cuando el hombre le preguntó a qué se dedicada, el elusivo Watanabe respondió: “Ya sabes, un poco de esto y aquello”.

No había que ser perspicaz para darse cuenta de que andaba metido en algo turbio.

Sin embargo, aún así, al hombre le sorprendió enterarse por las noticias -muchos años después- de que Watanabe era un delincuente ranqueado. “Yuki originalmente no era el tipo de persona que cometía robos”, asegura. (International Press)

 

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