“Lamento no haber muerto antes”, escribe una joven que vive en la prefectura de Hyogo.
Fue víctima de ijime cuando era una estudiante de primaria. Una vez trató de suicidarse. No lo intentó nuevamente después de que su madre le dijo que seguramente algo bueno le sucedería si seguía viviendo.
Pero su mamá murió hace más de diez años y su papá abusa verbalmente de ella.
Reprobó el examen de ingreso a la universidad y no ha encontrado empleo. “Mientras buscaba trabajo me di cuenta de que ninguna empresa quería contratarme. No creo que mi vida pueda mejorar a partir de ahora”, dice en una carta que escribe a Yomiuri Shimbun en busca de consejo.
Pese a ello, la joven veinteañera no contempla quitarse la vida. “He madurado desde mi intento de suicidio, así que no tengo la energía para actuar de manera impulsiva. Ahora tengo más miedo de morir”.
La mujer está en busca de una vida con sentido. Quiere hacer algo por los demás.
“No puedo aportar nada a la sociedad, y he seguido viviendo solo para morir”, dice. “Si sigo viviendo, quiero morir después de haber vivido una vida con significado”.
A través de Yomiuri le contesta la escritora Hazuki Saisho, quien comparte con la joven la historia de otra persona que intentó suicidarse.
Cuando estaba a punto de quitarse la vida, sonó su teléfono y sin pensarlo respondió la llamada. Era de un amigo que sospechaba que algo andaba mal.
El hecho de que contestara la llamada era una señal de que en realidad quería seguir viviendo, pensó la persona. Hoy trabaja como pastor y ayuda a gente con problemas emocionales.
Saisho destaca la voluntad de la joven de querer vivir una vida con significado. Una buena señal. “Tu existencia en este mundo ahora mismo es importante”, concluye. (International Press)