Luis Inácio Lula da Silva, 77 años, derrotó el domingo al Jair Bolsonaro en una elección que marca su regreso del líder izquierdista por tercera vez a la presidencial de Brasil y marca una nueva extensión de llamada «marea rosa» en América Latina.
Lula obtuvo el 50,8% de los votos frente al 49,2% de Bolsonaro con el 99,1% de las máquinas de votación contadas, lo que el Tribunal Supremo Electoral consideró suficiente para «definir matemáticamente» el resultado de la elección.
En su primer discurso tras su victoria Lula destacó la necesidad de la unificación nacional y la lucha contra el hambre como su principal compromiso. “Brasil es mi causa y la lucha contra la pobreza es la causa por la que viviré hasta el final de mi vida”, declaró.
“A partir del 1 de enero de 2023, gobernaré para 215 millones de brasileños y no solo para los que votaron por mí. No hay dos brasiles. Somos un solo país, un solo pueblo y una gran nación”, aseguró.
Lula dijo además que estaba dispuesto a pacificar el país; “Tengo fe en Dios que con la ayuda del pueblo encontraremos una salida para que este país pueda volver a vivir democrática y armónicamente y que podamos restaurar la paz entre las familias, entre los que divergen, para que podamos construir el mundo y el Brasil que necesitamos”.
El resultado de la votación también acaba con el feroz populismo de extrema derecha de Bolsonaro, quien llegó a forjar una nueva y poderosa coalición conservadora, pero que perdió apoyo cuando Brasil registró uno de los peores números de muertos por la pandemia de COVID-19.
Su victoria consolida además el avance de la izquierda en América Latina, después de las históricas victorias en Colombia y Chile, y poco más de un año de que también llegara al poder en Perú.
Exdirigente sindical que organizó grandes huelgas contra el gobierno militar de Brasil en la década de 1970, Lula llegó a la presidencia en dos oportunidades en las que Brasil disfrutó de un auge económico impulsado por el precio de las materias primas.
Sin embargo, su Partido de los Trabajadores se vio empañado más tarde por una profunda recesión y un escándalo de corrupción sin precedentes que llevó a Lula a 19 meses de prisión soborno, aunque la Corte Suprema le anuló las sentencias el año pasado.
Entre tanto, Bolsonaro ha hecho reiteradas afirmaciones infundadas de fraude electoral y el año pasado habló abiertamente de negarse a aceptar los resultados de la votación si perdía. Las autoridades electorales se están preparando para que él cuestione el resultado, informó Reuters. Las fuerzas de seguridad han adelantado preparativos en caso sus partidarios salgan a la calle.
Lula asumirá el cargo el 1 de enero. (AG/AB/)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.