Hideji Suzuki fue detenido en Pekín en 2016 por supuestamente poner en peligro la seguridad de China.
El japonés, en audiencias realizadas a puerta cerrada, fue condenado a seis años de prisión por espionaje por un tribunal.
Suzuki cumplió su sentencia, fue excarcelado y este mes regresó a Japón.
En declaraciones a la NHK, Suzuki asegura que jamás fue espía y que no tenía motivos para serlo.
El japonés es miembro de una organización que fomenta los lazos entre Japón y China.
Durante su estadía en prisión Suzuki conoció a un compatriota como él: le gustaba China (país que visitaba a menudo), buscaba promover los lazos económicos entre el gigante asiático y la prefectura de Hokkaido (donde residía) y estaba condenado por espionaje.
La situación del otro japonés, sin embargo, era peor que la suya.
Había sido sentenciado a 12 años de prisión y ni siquiera pudo cumplir la condena, pues se enfermó y murió en febrero de 2022. Tenía alrededor de 70 años.
Suzuki dijo sentir pena por el hombre y criticó el sistema judicial chino. (International Press)