¡¡La de vueltas que da el mundo…!! ¡¡Quién lo iba a decir…!! tiempos raros vivimos en el Perú: la derecha, unida, atacando a la OEA, y las izquierdas, más divididas, defendiéndola mientras esa organización sigue igualita como siempre o peor aún, con un secretario general que ni siquiera lo quieren en su propio país Uruguay. ¿Qué nos está pasando?
Hace solo unos días participando en un Zoom me preguntaban si lo que vivimos y cómo lo vivimos es igual en todo el mundo o sólo en el Perú. Algunos aspectos, contesté, se dan realmente en todo el mundo: la corrupción, transversal a todo el espectro social, económico y político; el desprestigio de los partidos políticos, de los congresos y parlamentos; la fuerza de los medios de comunicación masiva sobre la formación de la opinión pública; el individualismo feroz en el comportamiento diario de los ciudadanos; el debilitamiento de las instituciones y el poder creciente como ola gigantesca que cada día se hace más grande, de las transnacionales de todo tipo tecnológicas, comunicacionales, con la utilización usurera de los recursos naturales por todo el mundo y, sólo por no continuar, la destrucción del medio ambiente y de los derechos ciudadanos.
Pero hay otros aspectos que los vemos solamente en Perú: seis ex presidentes de la República, de períodos continuos denunciados y juzgados por corrupción. ¿Puedes encontrar por el mundo algún presidente enjuiciado o hasta dos… pero seis? Solamente en Perú.
Sesenta ministros en poco más de un año, imposibilidad de comprar a tiempo vacunas o urea, congresos que comienzan su gestión con siete bancadas partidarias y, en pocos meses, ya se han multiplicado en doce o trece renunciando los congresistas a su partido, pero quedándose con su curul como propiedad privada inalienable.
Dos decenas de vuelos diarios desde la capital de Perú a Miami y ni uno solo a Chachapoyas, a Huancavelica, a Caballococha y, para no seguir, un 80% de informalidad que se asume como lo más natural, tanto que ya la misma palabra “informal” está de más pues es lo común y corriente en nuestra economía y en nuestra sociedad.
Y nos llega la OEA no para analizar esta situación que hace que el Perú se atrase en lugar de avanzar, sino “porque se siente preocupada por el peligro que corre nuestra democracia”, como si en todos los países de América reinara la democracia directa, constructiva, animadora de un progreso justo y defensora de los derechos humanos.
Nos llega la OEA, increíblemente, para fortalecer la institucionalidad cuando es incapaz de contribuir a que Haití, país hermano miembro de la Organización salga de la situación de ingobernabilidad y corrupción.
Pero parece que también esto le importa muy poco a la derecha unida y a las izquierdas divididas que, en mi opinión, solo dedican su tiempo a criticar o a defender la llegada de la OEA al Perú, claro que con diferencias.
Una derecha que quiere bajarse al presidente Castillo utilizando todos los medios posibles y unas izquierdas vergonzantes que no se atreven a denunciar la corrupción de Castillo, sus sobrinos y familiares, corrupción probada y comprobada una y otra vez con los denunciados fugados, defendiendo la legitimidad del actual gobierno que no se discute, pues realmente ganó las elecciones pasadas con el voto mayoritario de la población, incluyendo en de las propias izquierdas.
Esperaremos el comunicado con la versión final de la delegación de la OEA (aunque, disculpen, en voz baja pregunto quién no sabe cuál va a ser su contenido?), pero dediquemos más tiempo, esfuerzo, relaciones para construir en democracia un futuro mejor para el Perú, reconociendo que sí existen problemas que se pueden resolver definiendo objetivos mínimos comunes entre todos los peruanos, guardando las diferencias que hay en unos y otros.
El Perú no puede seguir siendo un ejemplo para el mundo fijándose en lo malo que estamos viviendo. Al contrario, seamos nosotros los que aportemos al mundo los miles de prácticas positivas que se dan por todo el territorio nacional, las múltiples soluciones que los pueblos y comunidades del Perú han dado a problemas muy difíciles.
Que llegue la OEA, que nos deje su comunicado final y que se marche. Que la derecha reconozca sus fracasos en la dirección del Perú, en sus gobiernos con tantas injusticias y tanto aprovechamiento, que las izquierdas se democraticen desde dentro y presenten una alternativa realmente diferente con honor, con lealtad y convencimiento. Y que todos nos valoremos más, confiemos más entre nosotros. No son sueños, son objetivos realmente alcanzables.
Octubre 2022.
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