La opinión pública nacional e internacional esperaba con muchísimo interés, el primer discurso de Gustavo Petro como nuevo presidente de Colombia para comprobar las intenciones y prioridades del nuevo gobierno en el hermano país.
Ante la presencia de jefes de Estado, presidentes, la vicepresidenta del Perú (ante la ausencia de Pedro Castillo por la decisión sin visión de la mayoría del Congreso de la República así como la de Maduro), y decenas de medios de comunicación, Petro toco los temas centrales como la consolidación de la paz, las relaciones internacionales, el modelo económico y los cambios que, según él, necesita Colombia. El discurso se está analizando desde todas perspectivas y se seguirá analizando.
La ceremonia continuó y pasaron a la presentación y juramentación de los ministros del primer gabinete. El presidente tomó este juramento de manera inusual, poco común, ya que lo hizo en grupo, no uno por uno, cortando las usualmente largas y aburridas ceremonias que les gusta, sobre todo, y con cierta razón, a los familiares y amigos de los ministros… Y al terminar la juramentación, el presidente se dirigió directamente, sin rodeos, a sus ministros recordándoles sus obligaciones básicas insinuando, inclusive que si no las cumplen deberán dejar los cargos.
Comenzando sus palabras, Gustavo Petro quiso dar el ejemplo hablando de sí mismo, del estilo del Presidente y del poder encerrado en el Palacio de Gobierno, resaltando que el pueblo les ha elegido a todos y a él para lograr objetivos y no para atarse a burocracias, incluyendo la del propio Palacio, que evaluará inmediatamente porque él desea tener “menos poder y más gobierno” anunciando que va a descentralizar el poder y a dárselo a los ministerios, animándoles a hacer gestión correcta, recordándoles algunas prioridades.
Una gestión transparente “sin ni siquiera un asomo de corrupción”, según sus palabras, incluyendo que esta exigencia alcanza a los familiares, amigos, conocidos de cada uno de los ministros, como la experiencia colombiana y de otros países lamentablemente demuestra.
Les recordó, seguidamente que todos, sin excepción deben trabajar “unidos con la población que ha puesto tantas esperanzas de cambio en el nuevo gobierno, unidos con la población en todos y cada uno de sus actos”. Petro, en varias ocasiones de su conversación, evitó o corrigió al mencionar la palabra “pueblo” cambiándola por población como para subrayar que será un gobierno para todos los colombianos.
Les recordó o, mejor dicho, les ordenó que llenen los equipos ministeriales de jóvenes e insistió: “de jóvenes, jóvenes, entre 18 y 22 años que tienen que aprender mucho y a los que debemos nuestra elección y exigen cambios para Colombia”.
Les pidió que “cada ministro, cada acción esté encaminada a generar confianza entre colombianos de manera que terminemos con la etapa de división para que, juntos todos, cambiemos nuestro país”,
El presidente terminó esta alocución al nuevo gabinete con una emoción no disimulada, alzando un poco más la voz para recordarles, para ordenarles: “No podemos equivocarnos… toda Colombia, todo el mundo nos está observando”.
Así Gustavo Petro ha comenzado a gobernar, asumiendo la responsabilidad absoluta que le da ser presidente de Colombia. ”Quiero menos poder y más gobierno”, qué buena consigna para todos aquellos que asumimos cargos y responsabilidades públicas..!! Y nos lo aconseja un ideólogo, una persona que asumió doctrinas y prácticas de las cuales se ha arrepentido públicamente y que entiende lo que es ser gobernante de una Nación.
Podemos aprender mucho desde el Perú de todo lo que ha ocurrido en Bogotá en este primer día de un nuevo gobierno, deseando lo mejor para la hermana Colombia y para su presidente.
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