La carroza fúnebre con el asesinado ex primer ministro japonés Shinzo Abe recibió el último adiós en Tokio recorriendo la sede del Partido Liberal Democrático, el edificio de la Dieta y calles en medio de muestras de dolor y voces en alto que de vez en cuando rompían la tranquilidad de la caravana: «Abe san, arigato!!».
La esposa de Abe, Akie, respondía con reverencias desde dentro del coche fúnebre.
El funeral en sí fue un asunto casi privado, solo con familiares cercanos, amigos y algunos miembros del PLD, con el primer ministro Fumio Kishida a la cabeza. El público en general se reunió fuera del recinto, en torno el templo budista de Zojoji, cerca a la Torre de Tokio.
En el templo se instaló un altar donde el público formó una larga fila para ofrecer flores, oraciones y condolencias. Una foto grande de Abe lo mostraba luciendo feliz y enérgico, de pie, con los brazos en la cintura, con una camisa blanca de negocios y sin corbata.
Abe fue asesinado el viernes pasado por un hombre armado, quien le disparó por la espalda con un arma casera mientras pronunciaba un discurso de apoyo al candidato del PLD para las elecciones a la cámara alta. La coalición liderada por el PLD ganó con ventaja en la votación del domingo, incluido el candidato de la prefectura de Nara a quien Abe había estado apoyando.
Entre tanto, hoy martes, el gobierno de Kishida instruyó a la Agencia Nacional de Policía para que establezca una comisión de revisión de la seguridad que protegía a Abe en el momento del ataque que acabó con su vida. (RI/NI/)
