Mientras continúa la búsqueda de las personas desaparecidas que iban a bordo del barco turístico Kazu I que se hundió en la prefectura de Hokkaido el sábado pasado, poco a poco se van conociendo las historias de los desafortunados pasajeros de la embarcación.
A la historia del anciano que llamó a su esposa mientras el barco -con 26 personas- estaba naufragando para darle las gracias, se suma la de una joven pareja que estaba a punto de comprometerse.
Tomoya Suzuki, un joven de 22 años que residía en la ciudad de Kitami, había invitado a su novia al Kazu I como regalo sorpresa por el cumpleaños de ella.
Esa no era la única sorpresa que Tomoya tenía preparada. El hombre llevaba un anillo para proponerle matrimonio a su pareja durante el viaje en barco, revela Kyodo.
Por desgracia no podrán cumplir su deseo de casarse.
Las familias de ambos, en un intento por cumplir de manera simbólica los deseos de la joven pareja, presentaron una solicitud de matrimonio en el municipio de Kitami.
La solicitud no fue aceptada.
Kensuke Suzuki, tío de Tomoya, declara a Kyodo que sabían que era difícil que la aceptaran, pero tenían la esperanza de que los deseos de su sobrino y su novia pudieran hacerse realidad.
Kensuke recuerda a su sobrino como un “chico dulce” desde temprana edad.
Tomoya y su novia se conocían desde la infancia. Ambos vivían juntos en Kitami por el trabajo de él.
El día del accidente, el padre de Tomoya, Tsuyoshi Suzuki, se contactó por última vez con la pareja para desearle un feliz cumpleaños a quien iba a ser su nuera. Ella le respondió enviándole un video de diez segundos en el que se la veía feliz.
Cuando Tsuyoshi se enteró del accidente, intentó desesperadamente comunicarse por teléfono con su hijo. Nunca obtuvo respuesta.
El mismo día Tsuyoshi fue al lugar de donde partió el barco en busca de noticias. Allí estaba el coche de su hijo. Tsuyoshi no pudo soportar verlo; Kensuke, el tío, rompió a llorar.
Los cuerpos de Tomoya y su novia aún no han sido encontrados.
Cuando los encuentren, Tsuyoshi quiere “cubrirlos con una manta cálida y dejarlos descansar, porque el agua debe haber estado fría”.
Además del dolor, el padre alberga una profunda ira por la pérdida de unas vidas causada por la negligencia de Shiretoko Yuransen, la compañía que operaba el barco. Tsuyoshi dijo que nunca podrá perdonarlos.
Durante una de las presentaciones del presidente de la empresa, Seiichi Katsurada, ante los familiares de las víctimas, Tsuyoshi, indignado, le preguntó por qué había permitido que el barco zarpara a pesar de las olas altas. “Lo siento”, respondió Katsurada, quien también fue increpado por el padre de la novia de Tomoya. (International Press)
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