La vida de Hidekatsu Furihata, un hombre de 78 años, ha estado marcado por las guerras. La primera, hace más de siete décadas, la Segunda Guerra Mundial. La segunda, aún en curso, la invasión a Ucrania por parte de Rusia.
El japonés nacido en la prefectura de Nagano ha tenido la nacionalidad de un país que ya no existe (la Unión Soviética), y posee la de un país cuya existencia está en riesgo (Ucrania).
¿Cómo así este hombre llegó a ser ciudadano de tres países?
Asahi Shimbun y Mainichi Shimbun relatan su historia.
Cuando culminó la Segunda Guerra Mundial, Furihata, sus padres y hermanos vivían en la isla de Sajalín, adonde la familia se había mudado por el trabajo del papá: guardafaro.
Tras la rendición de Japón, la isla fue ocupada por la Unión Soviética.
Muchos ciudadanos japoneses regresaron a Japón, pero los Furihata no pudieron salir de la isla porque la madre estaba embarazada y uno de los hermanos había sido herido.
La familia japonesa se quedó y todos (padres e hijos) se convirtieron en ciudadanos soviéticos en 1954.
Furihata asistió a una universidad técnica en Leningrado (hoy San Petersburgo) y se casó con una mujer polaca con la que en 1971 se mudó a Ucrania, donde vivía la hermana de su esposa.
En Ucrania, el hombre trabajó como maquinista y cuando el país se independizó, adquirió la nacionalidad ucraniana.
Furihata, que enviudó hace tres años y cuyo único hijo murió en 2021, vivía solo en Ucrania. Probablemente habría vivido en ese país el resto de sus días, pero la invasión de Rusia lo cambió todo.
Después de que las tropas rusas bombardearon una zona cercana a su casa, Furihata huyó a Polonia en automóvil el 5 de marzo. Lo acompañaban la esposa de su nieto, una mujer de 27 años, la hija de esta, una niña de 2 años, y la hija de su fallecido hijo, una adolescente de 17 años. Su nieto se ha quedado en Ucrania para combatir contra los rusos.
Los atascos en la frontera, llena de ucranianos huyendo de la guerra, dificultaron su arribo a Polonia. Lo lograron tres días después, el 8 de marzo.
De Polonia Furihata y su familia volaron a Japón, adonde llegaron el 19 de marzo.
En el Aeropuerto de Narita lo esperaban dos de los hermanos de Furihata. Al día siguiente, todos volaron a la prefectura de Hokkaido, donde el hombre se reencontró con otras dos hermanas.
Furihata era el segundo hijo de nueve hermanos. Cinco aún viven. Él era el único que no residía en Japón. Los otros cuatro habían vivido en Sajalín o Ucrania y regresaron definitivamente a Japón entre 1999 y 2009.
Todos viven ahora en Hokkaido, el nuevo hogar de Furihata, su nieta, su bisnieta y la esposa de su nieto.
“Estoy feliz de estar reunido con ellos nuevamente”, dijo Furihata con referencia a sus hermanos. Lo dijo en ruso, pues ha olvidado la mayor parte del idioma japonés. (International Press)