El exgobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, recordado por sus 13 años al mando de la administración de la capital japonesa, pero también por sus opiniones nacionalistas frente a China y Corea del Sur, falleció ayer martes a los 89 años, dijeron fuentes citadas por Kyodo.
Fue un novelista que se convirtió en político en 1972 cuando llegó al Congreso y luego como gobernador tokiota. En 2012 provocó una disputa diplomática entre Japón y China al anunciar un plan del Gobierno Metropolitano de Tokio para comprar una parte importante de las islas Senkaku, que son reclamadas por China, de un propietario privado japonés.
El plan llevó a gobierno central a comprar las tres islas deshabitadas en el Mar de China Oriental, lo que desencadenó en la congelación de las relaciones bilaterales.
Ishihara también esperaba que Japón reescribiera su Constitución redactada por Estados Unidos después de la Guerra. Se retiró de la política en diciembre de 2014 cuando perdió su escaño en la Dieta.
Cuando aún gobernaba Tokio, rechazó los calificativos de xenófobo que recibió por el recelo que tenía sobre la inmigración china y coreana en Japón. En declaraciones a International Press pidió visa permanente para “los buenos” inmigrantes y consideró que los nikkeis latinoamericanos deberían ser reconocidos como japoneses.
Ishihara nació el Kobe, un 30 de septiembre de 1932 y se perfiló como un prometedor escritor que en 1956 ganó el prestigioso premio Akutagawa por su novela “Taiyo no Kisetsu” que escribió cuando tenía 22 años y estudiaba en la Universidad de Hitotsubashi de Tokio.
En 1989 causó revuelo con la publicación del libro “El Japón que puede decir no” que coescribió con Akio Morita, presidente de Sony Corp. En el libro, dijo que Japón debería decirle a Estados Unidos que puede protegerse solo y considerar la cancelación del tratado de seguridad bilateral.
Su más reciente entredicho público ocurrió en julio de 2020, cuando tuvo que disculparse por haber utilizado en su cuenta en Twitter la palabra “gobyo”, una enfermedad intratable que se dice es el resultado de actos pecaminosos en una ‘vida anterior’ (karma), para describir la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en relación con la muerte de una mujer aquejada con ese mal. Fue acusado de discriminar a los pacientes que padecen la enfermedad. (AG/RI/)
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