A ojos de los vecinos, era una familia normal: papá, mamá y tres hijos. Una vecina, que veía al padre jugar con sus hijos en la calle, creía que el hombre trabajaba en una compañía tecnológica y que lo hacía desde casa.
Lo que los vecinos no sabían era que el hombre se dedicaba a robar casas y que con el fruto de sus hurtos mantenía a su familia.
Ni siquiera su familia lo sabía.
En diciembre pasado, el hombre, residente en la prefectura de Fukuoka, fue condenado a dos años y seis meses de prisión por irrumpir en cuatro casas y robar un total de 7,1 millones de yenes (62 400 dólares) en efectivo y certificados de regalo entre 2019 y 2021.
Los delitos por los que fue condenado son solo una pequeña parte de los 250 que la policía de Fukuoka le atribuye.
El hombre de 41 años fue ladrón de casas entre 2013 y 2021, y el monto de sus delitos asciende a 50 millones de yenes (439 000 dólares).
El delincuente, revela Mainichi Shimbun, actuaba en las noches. Salía de su apartamento en su scooter en busca de viviendas sin las luces encendidas, lo que indicaba que sus ocupantes no estaban.
El hombre se metía por ventanas sin seguro o usaba un destornillador para abrirlas. Una vez dentro, se quitaba los zapatos para no dejar ningún rastro. Se llevaba dinero en efectivo y certificados de regalo; nunca joyas, pues la policía podía descubrir su identidad si intentaba revenderlas.
“Siempre tuve miedo de que me atraparan, pero con el paso del tiempo, tuve menos miedo”, confesó el ladrón.
Durante el juicio, se le preguntó a la esposa lo que todo el mundo se preguntaba: ¿no sabía que su cónyuge robaba? Si el hombre no trabajaba, y estaba casi todo el día en casa, ¿de dónde creía ella que salía el dinero para mantener a la familia? ¿Durante ocho años nunca sospechó nada?
La mujer admitió que nunca tuvo certeza de que su esposo robaba, pero que sí sospechaba que hacía cosas malas. No decía nada porque llevaba dinero a la casa y mantenía a la familia.
Los hijos no sabían nada.
El hombre, hoy en prisión, dice que quiere rehabilitarse y trabajar de manera honrada.
La mujer, por su parte, dijo que no tiene intención de divorciarse de su esposo y que seguirá viviendo con él.
El ladrón tenía antecedentes. Cuando era soltero, fue condenado a una pena suspendida por robo. Tras el fallo judicial, encontró trabajo en una empresa de transporte. Se casó, tuvo su primer hijo y decidió renunciar a su empleo. Comenzó a buscar trabajo y al no hallarlo, volvió a robar. (International Press)
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