En octubre de 2019, un empleado de la compañía Panasonic se suicidó. Poco meses antes, el hombre de 43 años había sido promovido a subdirector en el departamento de tecnología en la prefectura de Toyama.
El ascenso fue su condena de muerte. Agobiado por la excesiva carga de trabajo, la depresión comenzó a abrirse paso dentro de él hasta que se quitó la vida.
Poco más de dos años después, el gigante de la electrónica admitió su responsabilidad por la muerte del suicida y llegó a un acuerdo con la viuda para pagar una reparación. Además, aseguró que desplegará esfuerzos para que no ocurra una tragedia similar.
El monto de la compensación no ha sido revelado, según Asahi Shimbun.
Panasonic ofreció disculpas por imponerle cargas tan fuertes al hombre que este tenía que llevar el trabajo a casa.
La viuda recuerda que después de que su esposo fue promovido su carga de trabajo aumentó de manera significativa. En septiembre, poco antes de que se suicidara, su cónyuge le dijo: “No puedo terminarlo. Simplemente tengo demasiado trabajo por hacer”.
Tras la muerte de su esposo, la mujer solicitó una reparación ante la Oficina de Inspección de Normas Laborales del Ministerio de Trabajo.
Las autoridades laborales concluyeron que el hombre cayó en una profunda depresión debido a la enorme presión que enfrentó luego de ser ascendido y que, por ende, su viuda tenía derecho a una compensación.
Sin embargo, no reconocieron que las horas que había trabajado en casa no contaban como horas extra, pues lo había hecho por su “propia voluntad”, sin que sus superiores se lo ordenaran.
Parece que las autoridades laborales soslayaron el hecho de que el hombre tenía tanto trabajo que las horas de oficina no le alcanzaban, y si bien no hubo una orden explícita para que trabajara en casa, sí hubo una presión implícita.
La mujer se preparaba para iniciar acciones legales contra Panasonic cuando el gigante japonés decidió ofrecerle la compensación que finalmente aceptó.
La viuda espera que el caso de su esposo impulse al gobierno de Japón, así como a la sociedad en general, a revisar la realidad laboral de las personas que trabajan en exceso, incluyendo las horas extra hechas en casa.
En el ámbito familiar, la mujer recuerda a su esposo como un buen padre que quería mucho a sus hijos y disfrutaba jugar al fútbol con ellos los fines de semana, una actividad que ya no podía realizar después de que fue promovido debido a que estaba exhausto por el trabajo. (International Press)
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