Con la mayor popularidad de las bicicletas eléctricas en Japón, la policía ha alertado sobre el aumento en el robo de baterías a niveles récord. Los ladrones están utilizando los sitios de subastas en Internet para revenderlas.
Solo en la ciudad de Yao, en Osaka, se han denunciado más de 20 robos de batería entre julio y agosto. Este año, hasta octubre, la policía de Osaka ha registrado en toda la prefectura 338 robos de este tipo frente a los 129 de 2020.
Tokio registró 266 casos hasta el mes pasado, cifra que ha superado el récord anual de 213 en 2019.
Según el Ministerio de Economía, Comercio e Industria, las ventas de bicicletas eléctricas han duplicado sus ventas en los últimos 10 años con un aumento sólido en 2020. El año pasado se vendieron 740.000 unidades.
La demanda de bicicletas ha crecido bastante a medida que la gente ha comenzado a elegir la bicicleta en lugar del transporte público para minimizar la exposición al coronavirus.
La policía ha dicho que es “extremadamente difícil” identificar las baterías robadas, lo que está facilitando la reventa. Japón exige que las bicicletas sean registradas para combatir los robos, pero las baterías, además de ser fáciles de extraer, no están siendo registradas. Peor aún, el número de serie de fabricación viene en una etiqueta adhesiva que es sencillo quitarlas.
Las baterías para bicicletas duran entre cinco y ocho años y son cambiadas a un costo de 30.000 a 60.000 yenes. Los ladrones están vendiéndoles a través de una aplicación de “mercado de pulgas” entre unos 10.000 y 20.000 yenes.
Las autoridades están proponiendo a los fabricantes un nuevo sistema de identificación de las baterías, comenzando por grabar los números de serie en lugar de usar adhesivos. (RI/AG/PJ)
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