“Pacientes descuidados” en Japón: muertos en casa que el sistema no pudo salvar

Futón (YouTube)

 

La rápida expansión del coronavirus en Japón sobrepasó la capacidad de los hospitales del país para atender a los pacientes, motivo por el cual las autoridades dispusieron que los infectados con síntomas leves fueran tratados en hoteles o permanecieran en casa, donde regularmente se controlaría su estado de salud.


Sin embargo Kaori Takada, de 46 años, y Yuko Nishizato, de 27, consideran que su hermano y padre, respectivamente, murieron en casa por falta de una adecuada atención médica y decidieron formar una asociación de familias en duelo.

La asociación está formada por personas que perdieron a parientes de covid-19 mientras estaban aislados en sus viviendas. Su objetivo es intercambiar información y descubrir la verdad de las muertes.

La organización incluye la expresión «pacientes descuidados» en su nombre, revela Mainichi Shimbun, pues sus integrantes consideran que sus parientes se habrían salvado si las autoridades hubieran actuado con diligencia.


Lo dice Kaori Takada: «Muchas vidas que podrían haberse salvado se perdieron debido a la negligencia». Y añade: «No debemos permitir que nadie más sufra el mismo destino».

Takada tenía un hermano de 43 años que vivía solo en la ciudad de Naha, prefectura de Okinawa, donde tenía un restaurante.

Su hermano dio positivo en agosto y se aisló en su casa. Durante dos días, el centro de salud pública de Naha intentó comunicarse con él sin éxito. Cuando fueron a su vivienda, lo encontraron muerto en cama.


El protocolo establece que si un paciente en casa no responde durante un día, personal de salud debe visitarlo para cerciorarse de su estado. En el caso de Takada, la visita se retrasó un día debido a la sobrecarga de trabajo del centro de salud.

Kaori Takada deplora la muerte de su hermano: «Si hubiera recibido el tratamiento adecuado, podríamos haberle salvado la vida».


En el caso de Yuko Nishizato, su padre de 73 años murió en su casa en Saitama en agosto después de que la familia intentó infructuosamente que las autoridades admitieran su ingreso a un hospital.

El anciano nunca fue evaluado por un médico ni recibió tratamiento en una institución médica hasta que su salud empeoró repentinamente y murió.

Nishizato y Takada, dolidas y frustradas por muertes que pudieron haberse evitado, buscan que otras personas en su situación su sumen a la asociación y esperan respuestas del gobierno central y que el sistema médico mejore. (International Press)

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