Japonesa y extranjera: «¿Por qué no podemos tener los derechos que tienen las parejas casadas?”

Pareja formada por una estadounidense y una japonesa (Kansai TV)

Machi Sakata, una japonesa de 42 años, y Theresa Stieger, una estadounidense de 38, se conocieron en 2008 a través de amistades. En 2013 compraron juntas una casa en Kioto y en 2015 se casaron en Estados Unidos.


Sin embargo, en Kioto, donde hoy residen, no pueden casarse. El hecho de que la ley no las reconozca como esposas significa, por ejemplo, que si Machi muere primero, Theresa no podría heredar la casa (que está a nombre de la japonesa).

Y aun si Machi le legara la casa en un testamento, Theresa tendría que pagar una gran cantidad de impuesto a la herencia porque no podría beneficiarse de la exoneración del impuesto para los cónyuges, explican a Mainichi Shimbun.

Además, al no ser reconocidas como esposas, la estadounidense no puede obtener una visa de cónyuge ni solicitar la residencia permanente a la que tendría derecho después de tres años de matrimonio.


Theresa ingresó a Japón con una visa de trabajo, lo que implicaba que si no podía trabajar, no podía quedarse en Japón con su pareja. (Por suerte, obtuvo la residencia permanente en 2019, después de más de 10 años de estadía en el país asiático).

«¿Por qué no podemos tener los derechos que tienen las parejas casadas como una cosa natural, solo porque somos del mismo sexo?», se preguntan ambas.

La imposibilidad de casarse es una forma de discriminación reconocida por el gobierno de Japón, sostienen. Por ello, ambas forman parte de una demanda colectiva en cinco tribunales de distrito de Japón (Sapporo, Tokio, Nagoya, Osaka y Fukuoka) para exigir que las parejas del mismo sexo puedan casarse.


El matrimonio entre personas del mismo sexo no solo es importante para ellas desde el punto de vista legal, sino por el impacto social y cultural que tendría en la sociedad japonesa.

Machi recuerda que cuando tenía 20 años le dijo a su madre que le gustaban las mujeres. La japonesa pensaba que su mamá, que la había criado sola y es una persona comprensiva, la aceptaría.

Sin embargo, su mamá le dijo: «Eres joven, es como una enfermedad, ¿no?». La reacción materna la dejó en shock, pero hoy, asegura, la entiende.

Machi cree que una ley que legalice los matrimonios de personas del mismo sexo podría generar efectos positivos en la percepción de la homosexualidad en la sociedad japonesa y, en especial, en personas como su madre, que tenía una imagen negativa de las minorías sexuales. (International Press)

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