En estas semanas, finalizando el proceso electoral, estamos viviendo en muchas regiones y ciudades del país grandes movilizaciones de masas defendiendo en las calles las dos propuestas políticas que por voluntad popular pasaron a la segunda vuelta electoral. Se pretende, con el apoyo de la mayoría de los medios de comunicación, resolver con estas movilizaciones la definición electoral. Pienso que conviene reflexionar sobre ello.
Considero que la acción política, individual y colectiva, está relacionada con la conciencia como ciudadanos, como parte activa, pensante de la sociedad a la que uno pertenece. El problema está en que, como hay un gran desprestigio de la política, un desprestigio absolutamente interesado porque cuanta menos política haga la mayoría ciudadana le será más fácil mantenerse en el poder a aquellos que lo tienen en estos momentos. No necesariamente la movilización de masas va unida a un mayor nivel de conciencia ciudadana.
La conciencia ciudadana es una opción a partir de una comprensión de la sociedad y de su funcionamiento y también de una visión de futuro que se concretiza en objetivos, en propuestas y planes para ir cumpliendo.
Hablando de democracia, se trata de compartir esa comprensión, esa visión y voluntad con muchas otras personas para intentar conseguir juntos esos objetivos que, conscientemente asumidos, se van transformando en conciencia y la conciencia en voluntad colectiva y eso se hace en el marco de unas reglas de juego que parten precisamente de la Constitución. Es ahí donde se demuestra la tolerancia como base de la democracia.
No se dan cuenta, o no quieren darse cuenta, y prefieren jugar con la ciudadanía con promesas fáciles e ilusiones vanas en movilizaciones de masas con consignas adaptadas a cada momento, separadas de la realidad objetiva y, en muchas ocasiones, ocultando intereses particulares.
Al ver las movilizaciones de masas, voluntarias o manipuladas, se desea que no terminen en fracaso ya que uno de sus problemas en el Perú y América Latina, es que tienen una historia muy pesada de fracasos y frustraciones. Esto es lo que hay que comenzar a cambiar.
Hay una gran responsabilidad de los líderes políticos y de los medios de comunicación para que las movilizaciones actuales y el propio proceso electoral nos empujen a respetarnos mutuamente, a reconocer los derechos de los demás y a descubrir los objetivos colectivos y solidarios que la realidad peruana necesita en estos momentos.
Hay mucho por hacer en el Perú y, sin ningún rodeo, considero que es mucho más objetivo apostar por construir nuevos valores, nuevos objetivos y nuevas prácticas democráticas desde los sectores populares y sus organizaciones que desde los otros sectores sociales que han mantenido y mantienen el poder sin haber dado solución a los principales problemas históricos del país.
En esta época, donde hay mucho escepticismo sobre las ideologías, unir lo personal con lo social, lo individual con lo colectivo y solidario es un camino a seguir por todos aquellos que continuamos deseando y trabajando por cambios sociales auténticos. No es una utopía, es realmente posible y necesario.
*exalcalde de Villa El Salvador
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