El 6 de marzo pasado, Ratnayake Liyanage Wishma Sandamali, una mujer de 33 años nacida en Sri Lanka, murió en un centro de inmigración en Nagoya.
La joven arrastraba problemas de salud desde mediados de enero; náuseas, pérdida de peso, vómitos. Dos días antes de su muerte, un psiquiatra que la evaluó concluyó que si le otorgaban libertad provisional su estado de salud probablemente mejoraría. Pese a ello, las autoridades de inmigración la mantuvieron encerrada.
Wishma murió por falta de una correcta atención médica y, más allá de las críticas que ha recibido el sistema de inmigración en Japón por el caso, un profesor universitario decidió ir un paso más adelante en busca de justicia.
Masaki Hirata, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de la Ciudad de Nagoya, presentó una denuncia penal contra una persona no identificada por no brindar servicios médicos adecuados a la mujer pese a su deteriorada salud, informó Kyodo.
«Como ciudadano, la tragedia me rompió el corazón”, explicó Hirata. El académico pensó que tenía que hacer algo para contribuir a la causa de la víctima y fue así como decidió presentar la denuncia.
Wishma fue recluida en agosto de 2020 debido a que permanecía de manera ilegal en Japón. La mujer arribó al país asiático en 2017 con una visa de estudiante.
Aún se desconoce el motivo exacto por el que murió la joven, materia de investigación por parte del Ministerio de Justicia.
En su búsqueda de la verdad, la familia de la mujer solicitó la publicación de las imágenes de video del centro de inmigración. Las autoridades japonesas, alegando razones de seguridad, rechazaron la petición. (International Press)
Be the first to comment