Cumplimos una semana en la que todos los comentaristas vienen utilizando el término «polarización» para referirse al ambiente que vivimos después de la segunda vuelta, «un Perú dividido», una «guerra» entre los Andes y la Costa, entre ricos y pobres. Me pregunto si están o no en lo cierto. ¿Tanto hemos cambiado en un solo día con las elecciones del 6 de junio?
Personalmente, creo que no. Creo que seguimos en el 11 de abril, cuando libremente fuimos a votar por casi una veintena de candidatos de todos los colores, cuando elegimos de manera definitiva a los congresistas sin dar mayoría a ningún partido, cuando muchos de los peruanos de los distritos ricos de Lima no quisieron ir a votar, cuando decidimos entre todos que los dos candidatos que llegaron primeros no alcanzaron siquiera el 20 % de los votos, cuando estamos ilusionados por la selección nacional de futbol que jugaba contra Brasil, y también, cuando veíamos que seguían subiendo los precios de los artículos de primera necesidad y cuando la inmensa mayoría de peruanos se mataban realmente por parar la olla diaria. Seguimos en el 11 de abril y sin embargo, los líderes políticos y los medios de comunicación nos quieren hacer creer lo contrario.
No hay peor ciego que el que no quiere ver y no hay peor tonto que el que no quiere aprender. Simplemente, nos hemos dividido en dos porque el sistema electoral exige una segunda vuelta entre los dos primeros de las elecciones generales y no hay otra.
Democráticamente elegimos a uno o al otro, o a una o al otro para ser más precisos, y dentro de unos días más, unos días menos, volveremos a mirarnos tal como somos, tal como estamos en esta etapa de la historia del Perú, no polarizados en dos sino en muchos más, con grandes diferencias entre nosotros a nivel nacional en todos los aspectos social, económico, cultural y todos inmersos en un individualismo generalizado que no permite realmente compartir una visión integral y, mucho menos, construir objetivos comunes a todos los peruanos.
Las grandes movilizaciones de masas, como las que hemos visto y se ven en momentos electorales, no siempre van de la mano con movilizaciones de personas conscientes, participantes en organizaciones sociales o culturales o políticas que es lo que necesita una sociedad como la peruana donde la dispersión, el cortoplacismo, el «sálvese quien pueda», el racismo, el aprovecharse de los pobres, los liderazgos mediocres predominan.
Necesitamos la otra polarización. Todos contra la pandemia, todos contra los corruptos, todos contra la desocupación, todos contra la ignorancia, todos contra la hipocresía y en positivo, todos por el cambio.
El Perú real del 11 de abril nos sigue interpelando a todos. Que se cierre la experiencia del 6 de junio, definiendo de una vez resultados para que comencemos a fortalecer la institucionalidad democrática y a trabajar por objetivos comunes, restaurando la confianza entre los ciudadanos y terminando de una vez con las injusticias, las desigualdades, la corrupción y la mentira partiendo siempre del Perú real, del Perú que, hoy día formamos todos, para transformarlo en el nuevo Perú que deseamos. No hay otra, no podemos resistir otros 30 años como los que hemos vivido. Quizás sea ese el llamado del 6 de junio.
*ex alcalde de Villa El Salvador.
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