Por Michel Azcueta*
Analizando cómo la pandemia del virus encontró al Estado y a la sociedad, insistíamos que, a nivel del Estado, se ha destruido todo tipo de institución de manera que el Estado no funciona. Políticas desarticuladas, rodeados del inmediatismo y cortoplacismo y, tristemente, de la corrupción, del narcotráfico y de la delincuencia, con poderes fácticos no democráticos utilizándolo a su antojo y una ausencia de los diferentes gobiernos en el ámbito internacional.
Y, por otra parte, a nivel de la sociedad, se mantenía la desigualdad económica y social: la permanencia y aumento de la informalidad, lo que separa aún más a la población del Estado, generando un individualismo absoluto donde cada uno baila con su propio pañuelo sin importarle el conjunto (sólo recordemos a los vacunados en secreto y tantos otros ejemplos…) y, hay que señalarlo también un desprecio generalizado por la educación, la cultura, la ciencia y las relaciones internacionales… una sociedad no sólo desigual sino desarticulada, fragmentada.
Y es en esa situación en que, en mi opinión, hay que entender los resultados de este 11 de abril…21 partidos inscritos, 18 candidatos, varios de ellos en organizaciones prestadas (la sabiduría popular les llama “vientres de alquiler”..!!), demostrando una vez más la gran debilidad institucional que se da, también en la política: una desarticulación y fragmentación entre las propuestas y liderazgos sin base ni historia personal u organizativa (salvo un par de excepciones como Acción Popular y Fuerza Popular…) y unos mensajes electorales que, en su mayoría, no eran creíbles y mucho menos asumibles, por la gran mayoría de la población que, en los meses de campaña seguía preocupada por la pandemia, por la desocupación, harta de engaños y mentiras de los últimos gobiernos.
Bueno, ahí están entonces los resultados…muchos perdedores y pequeños vencedores…! perdedores como Marco Arana, Julio Guzmán, José Vega y el FREPAP (que llegaron segundo y tercero en las últimas elecciones hace solo unos meses…) así como Acción Popular, más allá de su presencia en el Congreso. Perdedores son también todos los candidatos que no llegan ni al 5% de votos.
Y tenemos a los pequeños vencedores… que, como nunca antes en las elecciones peruanas y latinoamericanas, ninguno de ellos llega a recibir el apoyo de un 20 % de los votantes y, si se quiere ver el total, no llega ni a un 12 % de la población…!! Y esto se da en el campo y en la ciudad, en la derecha y en la izquierda, en sectores ricos y en sectores pobres, demostrándose la reiterada fragmentación de la sociedad peruana que de manera inmediata y directa ya ha quedado reflejada en la composición del nuevo Congreso.
En este contexto, y ante la continuidad de las crisis de todo tipo que estamos viviendo en el Perú ¿será posible que aparezca un liderazgo de unidad nacional? ¿será posible una concertación en base a objetivos mínimos comunes aceptados por la MAYORIA NACIONAL? ¿Serán capaces los pequeños vencedores de actuar con desprendimiento, con valentía, para trabajar conjuntamente por los cambios que el Perú necesita con urgencia? o ¿dejarán que el Estado y la sociedad continuemos otros cinco años en la decadencia absoluta?
El Perú se merece por su historia, por su cultura, por su gente, retomar a su grandeza al comenzar un tercer centenario de independencia nacional.
*Ex Alcalde de Villa El Salvador 12 abril 2021.
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