Exyakuza dejó el crimen tras recibir carta de su madre

Tuvo problemas con la ley desde joven. Durante una estadía en prisión, cuando era un veinteañero, conoció a un miembro de la organización Kudo-kai, con sede en la ciudad de Kitakyushu, prefectura de Fukuoka.


A través de él, ingresó a la banda y comenzó a hacer dinero involucrándose en la venta de sustancias ilegales. En sus buenos tiempos ganaba alrededor de dos millones de yenes al mes (19 mil dólares) y cambiaba a menudo de coche.

La policía lo arrestó, pero en prisión -nuevamente- no se encarriló. Por el contrario, entre rejas amplió sus conexiones para la comercialización de drogas. Salió de la cárcel y volvió a delinquir.

Sin embargo, revela Mainichi Shimbun, la situación sufrió un vuelco en 2014, cuando la policía arrestó al líder de Kudo-kai, Satoru Nomura, de 73 años, por su participación en el asesinato de un exjefe de una cooperativa pesquera en 1998.


Fue un mazazo para la organización criminal. Comenzó la desbandada. La policía, decidida a golpear con fuerza, arrestó uno tras otro a los principales dirigentes del grupo.

El hombre también fue detenido. Esta vez, no obstante, fue diferente a las anteriores. Por primera vez consideró la posibilidad de retirarse. Observaba a los reclusos ancianos, yakuza como él, y no quería acabar como ellos.

Una carta que su madre le envió a prisión influyó decisivamente en su futuro. «Con alguien como tú , esta familia no puede llevar una vida normal. Por favor, muérete. Yo también quiero suicidarme», le escribió.


Palabras durísimas. Pero madre es madre. En la misma carta, la mujer también le escribió a su hijo: «Pero tú eres el hijo que llevé en mí, y aunque siento odio, también siento amor».

El hombre se emocionó hasta las lágrimas, entendió que tenía una oportunidad única para cambiar y acudió a la policía en busca de ayuda para dejar Kudo-kai. Y lo hizo.


En declaraciones a Mainichi, el hombre, hoy un cuarentón, cuenta que desde que salió de prisión, el año pasado, trabaja en una empresa de reparto. Actualmente se desempeña como conductor.

El trabajo honrado que ahora tiene no es su único motivo para seguir adelante; también el anhelo de su madre de verlo formar familia. «Quiero ver nietos pronto. ¡Viviré mucho tiempo!», le dijo una vez. Eso lo hizo feliz.

A fines de 2019, Kudo-kai contaba con solo 260 miembros, menos de la mitad de los 540 de 2013, gracias a las acciones de la policía. Cada vez son menos, pero aún sobrevive. El exyakuza entrevistado por Mainichi espera que aquellos que están considerando dejar el crimen organizado -como lo hizo él- sigan sus pasos. Aún están a tiempo. (International Press)

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