La falta de una estrategia clara por parte del gobierno de Japón para enfrentar la expansión del coronavirus está empujando a las autoridades locales a actuar por su cuenta y tomar medidas restrictivas.
La necesidad de actuar ya se hace más patente ante la proximidad del periodo de Obon, a mediados de mes, cuando muchos japoneses retornan a sus tierras de origen para visitar a sus padres y honrar a sus ancestros, y el temor a que los viajes propaguen más aún el virus y perjudiquen a la población más vulnerable: los ancianos.
En Tokio, que el miércoles reportó por noveno día consecutivo más de 200 nuevos casos diarios (elevando el total a 14.285), el gobierno local ha urgido a los negocios que sirven alcohol al público que cierren temprano, revela la NHK.
En Aichi, que reportó 147 nuevos casos, el gobernador Hideaki Omura declaró en emergencia a la prefectura hasta el 24 de agosto e instó a los residentes que se abstengan de salir, especialmente durante el Obon.
Mientras tanto, el gobernador de Fukuoka, Hiroshi Ogawa, pidió a los bares y establecimientos de karaoke que cierren si no están tomando las medidas de prevención adecuadas contra el virus.
Por otro lado, Shigeru Omi, líder de un panel gubernamental de expertos, dijo que ha solicitado al gobierno de Japón que transmita un mensaje claro a la gente sobre la actual situación.
Omi instó a las personas a no realizar actividades de alto riesgo, como las comidas en grupo, que podrían transmitir el virus a los ancianos.
Si, finalmente, decide viajar durante el Obon, pidió al público que evite los lugares concurridos y cerrados, así como los contactos cercanos, y que use mascarillas y desinfectantes. (International Press)
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