La reclusión en casa ante la expansión del coronavirus ha disparado la demanda de los servicios de entrega de alimentos en Japón.
Los repartidores tienen más trabajo… y el dilema de usar o no mascarillas.
Un hombre que trabaja llevando alimentos a domicilios declara a Kyodo que es natural usar mascarilla en las circunstancias actuales para evitar la infección o contagiar a un cliente. Él tiene las cosas claras.
Sin embargo, una mujer que trabaja en otro empresa de servicios de alimentos teme que si usa mascarilla pueda causar una mala impresión en los clientes y que estos le pongan calificaciones bajas, con lo cual podría perder oportunidades de trabajo.
Algunos conductores de Uber Eats tienen una preocupación similar. Ellos creen que el uso de mascarillas podría hacerles creer a los clientes que están resfriados o con virus y calificar su desempeño negativamente.
Un trabajador dice que si recibe muchas críticas negativas, Uber no los elegirá como repartidores. Menos trabajo, menos ingresos. “Es difícil decidir si usar una mascarilla», afirma.
No lo ve así la vocera de la compañía de alimentos Demae-can: «En un momento como este, lo más importante es frenar las infecciones en lugar de preocuparse por la forma en que nuestros clientes se sientan por el hecho de que un trabajador lleve una mascarilla».
La compañía exige a sus conductores que se laven las manos, hagan gárgaras y usen desinfectantes para manos a base de alcohol, y recomienda que utilicen mascarillas.
«Estamos haciendo todo lo posible para reducir el riesgo de infección a nuestros clientes y ofrecer servicios seguros», enfatiza la representante. (International Press)
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