Tiene 14 años y ha intentado suicidarse tres veces. Cuando era estudiante de una escuela de primaria municipal en Hiroshima, la estrangularon. También la empujaron por las escaleras.
La pesadilla terminó cuando dejó de asistir al colegio, pero aún sufre las secuelas. No puede llevar una vida normal. Nunca ha ido a una escuela de secundaria regular. Y busca justicia.
La menor ha presentado una demanda contra el gobierno de la ciudad de Hiroshima y los padres de sus antiguos compañeros de clase, exigiendo una compensación total de 5,5 millones de yenes (52 mil dólares), revela Mainichi Shimbun.
El problema para la chica no es solo el ijime que padeció. También sindica como responsables a la escuela y a las autoridades educativas por no actuar como les correspondía para resolver su situación.
Los abusos comenzaron en abril de 2015, cuando la niña estudiaba en cuarto grado de primaria. Tres compañeros de clase la insultaban. Los maltratos se detuvieron por un periodo, pero se reiniciaron en quinto grado.
Así las cosas, la madre de la chica habló con el profesor de su hija y le pidió a este que tratara el asunto con los padres de los abusivos. El maestro, sin embargo, se limitó a llamar a los tres estudiantes que abusaban de la niña y les pidió que se disculparan con ella.
Si el profesor pensó que así iba a arreglar la situación, consiguió todo lo contrario: los maltratos aumentaron. Ahí fue cuando la estrangularon y empujaron por las escaleras.
La víctima dejó de asistir a la escuela cuando estaba en sexto grado, en julio de 2017.
Recién en octubre de ese año, la escuela y la junta de educación de Hiroshima reconocieron el caso de la niña como grave después de recibir las quejas de su madre.
También fue grave la negligencia del profesor, que no fue hasta noviembre de 2017 que habló con los padres de los niños abusivos y les explicó la situación. Los padres dijeron que si hubieran sabido antes lo que hacían sus hijos, habrían actuado para detenerlos.
La escuela no tomó ninguna medida para proteger a la víctima, como colocar a los abusivos en otra aula.
La niña fue diagnosticada con trastorno de estrés postraumático y trastorno de adaptación. Trató de quitarse la vida en tres ocasiones, usando cuchillos y pastillas.
«Lo más frustrante para mí es que los profesores que pensé que me protegerían me traicionaron. Quiero que todos sepan la verdad», dice la menor.
Ella insiste en que el problema no solo es el ijime, también lo son los profesores y los colegios que no actúan para proteger a las víctimas. Ellos también les hacen daño con su inacción o indolencia.
La niña no encontró apoyo en su ciudad, pero sí fuera de ella. Buceando en internet encontró que el sitio web oficial del gobierno de la prefectura de Wakayama recibía mensajes de niños víctimas de ijime.
«Ya no puedo creer en nadie. No hay nadie para ayudarme», escribió. La menor recibió una respuesta del mismo gobernador de Wakayama, Yoshinobu Nisaka, quien le dijo que había llamado al gobernador de Hiroshima para hablarle de su situación y que confiara en él.
En declaraciones que recoge Mainichi, la niña dice que por primera vez sintió que un adulto que no era su madre le hacía caso.
Por otro lado, las autoridades educativas de Hiroshima reconocen la gravedad del ijime sufrido por la chica, pero afirman que su versión de los hechos, presentada por escrito, difiere en algunas parte de la que ellos tienen. (International Press)
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