Hace poco, un hombre viajaba en un shinkansen con su hija cuando, de pronto, la niña de dos años comenzó a llorar porque tenía sueño. Mientras el padre intentaba calmar a su hija en el vestíbulo, en una parada subió un grupo de policías y se dirigió directamente hacia el hombre. Comenzaron a interrogarlo como si fuera un criminal (o sospechoso de serlo).
¿Qué había ocurrido? Que un pasajero, al escuchar el llanto de la niña y notar que solo la acompañaba un hombre, pensó que este podría ser un secuestrador y llamó a la policía.
Para que la policía lo dejara en paz, el hombre tuvo que demostrar que era el padre de su hija. Les entregó, primero, un documento que acreditaba su identidad; luego, una tarjeta de seguro de la niña. Después, tuvo que llamar a su esposa (que se había quedado en casa) para que le dijera a la policía que él era su cónyuge y padre de la niña.
Después de contar su testimonio en Twitter, el hombre, Mikito Tsurugi, concluye que existe un prejuicio contra los padres y se pregunta por qué tiene que ser extraño que un hombre viaje con su hija.
La desagradable experiencia tuvo amplia repercusión en las redes y otros hombres compartieron vivencias similares, que reproduce el sitio Sora News24:
«Tuve que probar la relación de sangre entre mi hija y yo cuando nos registramos en un hotel. ¿No pueden un padre y una hija irse de vacaciones juntos?».
“Mi hija lloraba mucho más fuerte que de costumbre, y el ambiente que nos rodeaba se volvió incómodo. Caminé muy rápido para alcanzar a mi esposa y entregarle a mi hija”.
«A mí también me interrogó la policía cuando mi hija se echó a llorar mientras caminábamos de regreso de la municipalidad. ¿Por qué la policía tiene que interrogar a un hombre solo porque está caminando con su hija durante el día? Recuerdo sentirme patético, frustrado, todo tipo de sentimientos».
Si bien las experiencias reseñadas fueron un mal trago para sus protagonistas, hay personas que entienden la desconfianza y el proceder extremo de la policía. Es mejor pecar por exceso de seguridad, piensan algunos. Con tantos casos de abusos de niños…
Por ejemplo, un tuitero, refiriéndose al caso del padre en el shinkansen, comenta que fue bueno que llamaran a la policía y que esta investigara. De cada diez casos, uno puede ser un secuestro real, dice. Y la vida de un niño puede ser salvada. (International Press)
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