El 14 de octubre de 2012, el embajador de Japón en Irán, Kinichi Komano, cena con una empleada de la embajada durante dos horas en el primer piso de su residencia oficial. Luego, la invita a su habitación privada en el segundo piso para tomar café.
Es el penúltimo día de Komano como embajador en Teherán.
«Me gustaría abrazarte para despedirme», le dice Komano y le da un beso en la mejilla. El embajador intenta besarla en los labios, pero ella se resiste.
Siete años después, el incidente ha sido hecho público por Mainichi Shimbun, que ha tenido acceso a un documento interno del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón. Lo relatado en el párrafo anterior ha sido reconocido por el mismo Komano, hoy de 72 años.
Sin embargo, de acuerdo con la versión de la mujer, hubo más: Komano manoseó sus pechos y muslos y puso una mano sobre su falda.
Tras el incidente, la víctima fue diagnosticada con estrés agudo y solicitó una licencia por enfermedad.
El acoso no cesó. El diplomático le enviaba correos electrónicos a la mujer.
En febrero de 2013, el viceministro adjunto de Asuntos Exteriores llamó a Komano para ordenarle que no volviera a contactarse con la víctima, que no quería que el hombre intentara comunicarse con ella bajo ningún medio.
Asimismo, le pidió no participar en ninguna actividad diplomática relacionada con Irán. Komano tuvo que renunciar a la presidencia de la Asociación Japón-Irán, cargo que asumió tras jubilarse del ministerio.
Sin embargo, el ministerio no le impuso ninguna medida disciplinaria, limitándose a amonestarlo.
En declaraciones recogidas por Mainichi, Komano dijo que cuando ella se resistió al beso en los labios, él se detuvo, y que lo que hizo no fue agresión sexual. El exembajador afirmó que «sentía afecto por ella» y que es «desgarrador» escuchar que ella cayó enferma después de lo que él hizo.
El mes pasado, la mujer presentó una denuncia penal ante la policía de Tokio por agresión sexual.
El diario también entrevistó a la mujer, quien declaró que Komano «estaba en una posición de alto rango, así que no pude negarme a cenar con él ni a ser abrazada. Como el Sr. Komano tenía estrechos vínculos con dignatarios en Irán, no pude develar el caso por temor a que pudiera afectar negativamente las relaciones bilaterales».
Sin embargo, después decidió hablar porque sintió que no podía seguir adelante sin hacer nada.
Komano ingresó al Ministerio de Asuntos Exteriores en 1970 y asumió el cargo de embajador en Irán en 2010 después de desempeñar el mismo puesto en Afganistán, Etiopía y Djibouti. (International Press)
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