Lunes, 8 de abril. Un joven en traje se sube a un taxi cerca de la estación de estación de Musashi-Masuko, en Tokio. El conductor es un hombre de 70 años llamado Yutaka Hamanaka. El pasajero le pide que lo lleve a una casa en el pueblo de Hinode.
Llegan a Hinode y el joven le dice al taxista que lo espere. Se dirige a la casa, donde pasa varios minutos. El pasajero regresa al taxi y le dice al chofer que lo lleve a una tienda de conveniencia. Lo lleva. Le pide que espere nuevamente.
Hasta ahí, nada fuera de lo común. Un pasajero más.
Sin embargo, el joven se encamina hacia un cajero automático y de pronto se pone una gorra y una mascarilla para cubrirse el rostro. De inmediato,
Hamanaka sospecha que su pasajero es un estafador.
El joven vuelve y el taxista lo lleva hasta la estación de Akigawa. Apenas deja a su pasajero, Hamanaka avisa a la policía.
Estaba en lo cierto. Su pasajero era un delincuente.
La policía localizó al joven en un andén de la estación. Llevaba dos tarjetas bancarias escondidas en sus zapatos. El pasajero fue arrestado. Se llama Riku Suto y tiene 20 años.
El jueves, la policía le otorgó un reconocimiento al taxista por su contribución a la captura del delincuente, informó Tokyo Reporter.
En la casa a la que el taxista llevó a Suto vive una pareja de ancianos a quienes, a través de una llamada telefónica, hicieron creer que debían entregar sus tarjetas bancarias para ser renovadas y tener derecho a un reembolso por un seguro de salud.
Suto fue la casa de los ancianos y recogió las tarjetas. Sin embargo, pese a recibir los números de identificación personal no pudo retirar dinero del cajero. Y aunque hubiera podido, igual lo habrían detenido gracias a la rápida acción del taxista. La gorra y la mascarilla lo delataron. (International Press)
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