Se creyó vivo, pero su burda maniobra fue descubierta.
El 15 de mayo, en una escuela de secundaria en la prefectura de Saitama, una estudiante entró al cubículo de un baño y descubrió un smartphone aparentemente olvidado. Cuando recogió el teléfono, se dio cuenta de que la cámara estaba configurada para grabar video.
La chica salió del baño y en el pasillo se encontró con el profesor Reito Narita. Confiando en él, le entregó el teléfono. Narita le prometió que llevaría el dispositivo al director de la escuela.
Lo que la chica no sabía, revela el sitio SoraNews24, es que el propietario del teléfono era el mismo Narita, quien un día antes se había colado en el baño para dejar el smartphone en el cubículo y grabar a las alumnas.
El hombre de 27 años, con el fin de no ser descubierto, salió de la escuela y compró un nuevo teléfono en la tienda más cercana. El smartphone que adquirió era del mismo modelo que el del baño.
Narita llevó el nuevo teléfono donde el director, a quien le dijo que una estudiante lo había encontrado y que al parecer había sido usado para grabar a las alumnas.
El director llamó a la policía. Obviamente, en el nuevo teléfono no había ningún video obsceno. A la policía le llamó la atención no solo que no hubiera ningún video, sino también no encontrar ningún rastro de que el teléfono hubiera sido usado para grabar.
¿Qué hizo la policía? Averiguar dónde había sido comprado el nuevo smartphone. Así fue que descubrió que el verdadero propietario era Narita y lo arrestó. (International Press)
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