Tokio cosecha su mejor cierre en 26 años gracias a la buena marcha de la economía

Bolsa de Tokio

 

Antonio Hermosín / EFE


La Bolsa de Tokio cerró el viernes un próspero 2017 en el que se ha revalorizado un 19 por ciento y ha elevado su principal indicador, el Nikkei, a máximos de los últimos 26 años, gracias a la buena marcha de la economía nacional, a los beneficios corporativos y a la reelección del primer ministro, Shinzo Abe.

El Nikkei cerró el viernes, última sesión del año, en los 22.764,94 enteros y aunque está ligeramente por debajo del nivel alcanzado en noviembre, próximo a los 23.000 puntos, supone el mejor cierre de ejercicio desde 1991.

El parqué tokiota ha sido en 2017 una máquina de batir récords y ha deparado cotas que no se veían desde principios de los 90, cuando Japón comenzaba a recuperarse de los efectos del estallido de la burbuja de activos pocos años antes.


Hacia finales de octubre, justo después de la victoria electoral de Abe, el Nikkei encadenó la racha alcista más larga de su historia gracias a su decimoquinta subida consecutiva.

La aplastante victoria de Abe en los comicios adelantados del 22 de octubre supuso el remate perfecto para lograr ese récord, tras las continuadas ganancias que registraba el Nikkei desde principios de septiembre animado por Wall Street.

El nuevo triunfo electoral de Abe, que afronta su tercer mandato consecutivo y se encamina a convertirse en el primer ministro nipón que más ha durado en el cargo desde la Segunda Guerra Mundial, supuso para el parqué tokiota un mensaje de estabilidad política y fiscal en la tercera economía mundial.


El líder conservador justificó el adelanto electoral con la necesidad de ultimar la aplicación de su estrategia económica, conocida como «Abenomics», lo que supone continuar con el flujo de estímulo monetario masivo por el que apuesta su Gobierno desde su llegada al poder a finales de 2012.

Desde que el Banco de Japón (BoJ) decidiera atajar casi dos décadas de deflación mediante un programa masivo de compra de activos que inundó de liquidez el mercado, el principal indicador de la Bolsa de Tokio ha más que duplicado su valor (la escalada desde enero de 2013 ha sido de un 113 por ciento).


El parqué tokiota también ha ido a la estela de las ganancias récord cosechadas en Wall Street, donde ha imperado el optimismo gracias a las medidas favorables para el sector privado que ha puesto en marcha el presidente estadounidense, Donald Trump, desde que llegó a la Casa Blanca a finales de enero.

Además, la divisa japonesa se ha mantenido generalmente débil frente al dólar -el verde ha oscilado entre los 116 y los 106 yenes a lo largo del año-, una posición que favorece al músculo exportador nipón, al hacer a las empresas japonesas más competitivas en el exterior e incrementar sus ingresos al repatriarlos.

Esta tendencia, unida a las mejores ventas en distintos sectores, propició un notable incremento en el beneficio neto de empresas como la tecnológica Sony o el desarrollador de videojuegos Nintendo, mientras que gigantes automovilísticos como Toyota y Nissan también lograron ganancias, aunque menores que en años precedentes.

En el apartado negativo, destaca la relegación del conglomerado Toshiba a la segunda sección de la Bolsa, después de que sus acciones sufrieran agudas caídas y se suspendiera su cotización a raíz de los graves problemas financieros que sufre la empresa por la quiebra de su rama estadounidense de energía nuclear.

Asimismo, diferentes escándalos relacionados con incumplimientos de normativas niponas causaron hundimientos puntuales en la cotización de empresas como Nissan o Subaru, así como en la metalúrgica Kobe Steel -salpicada por un caso de falseo de datos técnicos-, que en la mayoría de los casos lograron recuperarse.

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