La estrecha línea entre la disciplina y el maltrato infantil. Por Nélida Tanaka*

Reflexión sobre el caso de la niña brasileña, muerta en Yokkaichi, Mie.

El tema de la educación con violencia debe estar bajo permanente reflexión.
Parece como si la mente no quisiese aceptar que una niña de 6 años haya muerto por golpes “para disciplinarla”. El hombre que la golpeó es el conviviente de la madre, de 26 años, quien está encinta y hospitalizada. Aunque aún no sabemos más detalles de este caso, nos preguntarnos si no hubiese habido alguna manera de prevenir esta tragedia. ¿Habrá una línea que diferencie la disciplina con el maltrato infantil? Si una “disciplina” de castigo físico puede conducir a la muerte del niño, aquí tenemos mucho que reflexionar. Observando los datos de la Organización de Salud Mundial (OMS), vemos que un cuarto de todos los adultos reporta haber sido castigado físicamente en su infancia. Se estima que anualmente, hay unos 41,000 homicidios de niños menores de 15 años y es más, se considera que la cifra puede ser más alta debido a que muchos casos son atribuidos a otras causas. (OMS, 2016) La mortalidad más alta por violencia se registra entre niños menores de 4 años, especialmente en los menores de 1 año y las causas más comunes de la muerte son heridas en la cabeza y la zona abdominal, sofocamiento intencionado seguido de negligencia. Lo lamentable es que la mayoría de los perpretadores son los padres, la madre o el padre individualmente, o en pareja, seguido de otros seres cercanos. Un estudio de homicidios infantiles en Japón informa que de 43 casos fatales en el 2015, el 61% era menor que un año, 65,5% por abuso físico y 27% por negligencia. Los motivos que citan son rechazo de la existencia del bebé 31%, negligencia 11,4%, disciplina 9.1%, un 54,5% fueron hijos de embarazos no deseados. El 81,3% reporta que no hubo algún problema en el bebé, un 9,4% cita desobediencia, “no me hizo caso” como razón para el castigo físico y un 6,3% indica llanto intenso e incontrolable. En Estados Unidos la cifra de fatalidades en el 2015 fue de 1,585 niños. Con un 74,8% menor de 3 años. El 72,9% murió por negligencia o en combinación con maltrato físico, un 43,9% por abuso físico y que el 77,7% de los perpetradores son los padres, solos o juntos. (childwefare.gov.2015) La OMS (2015) identifica algunos factores de riesgo: Por el lado de los niños: – Menores de 4 años o adolescente – No deseado o no respondiendo a las expectativas de los padres – Niño con necesidades especiales, o llanto persistente, etc. – Por el lado de los padres: – Dificultad de afianzar lazos con el bebé – Falta de cuidado al niño – Experiencia de haber sido maltratado en la infancia – Falta de conocimiento sobre el desarrollo infantil – Alcohol y drogas – Actividad criminal – Dificultades financieras Por el lado de la relación: – Problemas físicos o mentales en la familia – Desintegración familiar o violencia entre otros miembros – Aislamiento en la comunidad o falta de una red de apoyo – Ausencia de apoyo de la familia extendida Analizando estas informaciones podemos identificar algunas formas para prevenir el maltrato infantil, que pueda conducir a resultados funestos: – No dejar la responsabilidad de la crianza del niño en una sola persona – Reforzar los lazos de comunidad para evitar el aislamiento de los padres, sean biológicos o no, en especial que estamos en otro país, dificultando recibir el apoyo de la familia extendida. – Evitar embarazos no deseados, en especial de adolescentes que no todavía están preparados para la responsabilidad de ser padres. – Orientación sobre sexualidad y prevención a los adolescentes – Asegurar de que los niños estén yendo al jardín o a la escuela, es decir que tengan contacto con redes de apoyo. – En caso de haber tenido experiencia de maltrato infantil, concienciar que uno puede usar las mismas formas de castigo físico que tuvo de pequeño aun sin desearlo. Si le es difícil controlar, consultas psicológicas pueden ayudar. Posiblemente son muchos factores que dieron lugar a esta tragedia y por lo impactante que sea, tal vez tratamos de alejarnos mentalmente tomando una posición crítica, sin embargo veamos que por el mismo hecho de que la mayoría de nosotros fuimos objeto de un castigo físico, por el hecho de que enfurece cuando los chicos no nos obedecen, cada uno de nosotros tiene que tomar conciencia de nuestras acciones, la repercusión que pueden tener los castigos físicos y ver también si podemos cooperar con un grano de arena con otras personas.

(*) MScs. Nélida Tanaka, psicóloga clínica radicada en Japón. Es columnista de International Press desde 1999. Escríbale a: consultas@hotmail.com


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