Hiroyuki Arakawa tiene 79 años y bucea desde hace 61. Un video publicado en YouTube (con más de un millón de visitas) a mediados de mes lo ha convertido en un popular personaje gracias a su extraordinaria historia de amistad de tres décadas con Yoriko, pez que en Japón se conoce como kobudai.
El buzo japonés no recuerda con exactitud cuándo conoció a Yoriko, calcula que hace unos treinta años. La vio por primera vez por la entrada a un santuario que construyó a una profundidad de 17 metros en aguas de la prefectura de Chiba.
Un día, la vio débil, incapaz de alimentarse por su cuenta. Durante diez días, Hiroyuki le dio de comer cinco cangrejos diarios.
La generosidad del hombre y la gratitud del animal cimentaron una amistad que se mantiene hasta hoy. Hay confianza entre ambos y pueden entenderse, dice Hiroyuki. Él es la única persona que Yoriko permite que le dé un beso.
Cualquiera puede atraer la atención de un animal alimentándolo, pero tocarlo e interactuar con él es mas difícil de conseguir, afirma el hombre.
El buzo japonés, al que le gusta bucear en aguas profundas y estar en su propio mundo, dice que si miras de frente a Yoriko parece tener un rostro humano, y si la miras de cerca se parece a alguien que conoces.
Hiroyuki cree que Yoriko sabe que él la salvó, que la ayudó cuando estaba herida. El japonés se siente orgulloso de haberlo hecho. Eso le llena el corazón. (International Press)
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