El fabricante de airbags Takata se desplomó el martes casi un 20 % en la Bolsa de Tokio tras una sesión en la que sus acciones estuvieron suspendidas ante el elevado volumen de oferta, y a raíz de su inminente declaración en bancarrota en Estados Unidos.
El regulador bursátil de la plaza nipona decidió congelar la cotización de la compañía nipona hasta el cierre de la sesión, en la que sus acciones se hundieron un 19,8 % hasta los 324 yenes (2,60 euros/2,90 dólares), tras una negociación en suspensión en la que hubo más órdenes de venta que de compra por parte de los inversores.
Este hundimiento se suma a la fuerte caída del 16,5 % que experimentó Takata en la víspera, cuando sus títulos fueron también congelados, después de que el pasado viernes se suspendiera su cotización tras informarse de que tendría previsto declararse en bancarrota en los próximos días.
El periódico económico Nikkei adelantó la semana pasada que la compañía podría acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras en Estados Unidos este mismo mes, a lo que seguirían iniciativas similares en Japón y Europa para completar su declaración en bancarrota, que permitiría emprender una reestructuración de la empresa.
La encargada de abanderar el proceso sería la estadounidense Key Safety Systems, filial de la china Ningbo Joyson Electronic, mediante la creación de una nueva empresa que compraría las operaciones de Takata por unos 180.000 millones de yenes (1.445 millones de euros/1.610 millones de dólares), según el diario nipón.
Takata detectó en 2014 un fallo en los infladores de sus airbags, localizado concretamente en el encapsulado metálico donde se aloja la bolsa de aire, que puede abrirse con demasiada fuerza y proyectar fragmentos a los ocupantes.
El fallo, que está ahogando las cuentas de la compañía por los gastos multimillonarios de la sustitución de los dispositivos, las sanciones y las compensaciones, se ha ligado al menos a una quincena de muertes y afecta a vehículos de más de 10 fabricantes.
Se cree que los pasivos de Takata exceden el billón de yenes (8.000 millones de euros/8.950 millones de dólares), y desde el arranque del año sus acciones se han depreciado un 62,2 %. (EFE)
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