Isabel Pantoja triunfa en Viña del Mar en su reencuentro con Latinoamérica

La sevillana recibió una Gaviota de Plata, que dedicó al público y a su familia.

Isabel Pantoja en Viña del Mar,

La tonadillera española Isabel Pantoja se reencontró hoy, tras su paso por la cárcel, con su público latinoamericano en la tercera jornada del Festival de la Canción de Viña del Mar con un sentido y triunfal homenaje a su amigo, el cantante Juan Gabriel, que falleció el pasado agosto.

«¡Isabel, Isabel, Isabel!», resonaban tres cuartos de hora antes las 15.000 gargantas que caben en el coliseo de la Ciudad Jardín, en una muestra de que a su audiencia de Latinoamérica, tradicionalmente fiel, no le ha importado que la folclórica pasase algo más de un año y medio en prisión por evadir impuestos.


Y así, armada con esa sonrisa a prueba de bombas que enarbolaba en tiempos mejores, salió al escenario de La Quinta Vergara diez minutos tarde, diva como siempre, pelo azabache recogido, vestido negro y la frente bien en alto.

No compareció sola: una orquesta de casi cien personas, récord del festival, acompañó a la cantante en un recital muy largo -más de dos horas- y que arrancó con ‘Se me olvidó otra vez’, uno de los grandes éxitos del ‘divo de Júarez’.

«Muchas gracias, Juan Gabriel, te quiero hasta la eternidad», le confesaba al infinito la tonadillera.


El público, fervoroso hasta el punto de que varias de sus seguidoras iban vestidas de sevillana, respondió al despliegue de la estrella de la copla y no dejó de cantar ninguna de las canciones que la sevillana de 60 años interpretó.

«Soy una mujer de poco hablar, pero sí quiero dar las gracias infinitas por haberme dado la oportunidad de, por primera vez en mi vida, poder pisar La Quinta Vergara. Hoy puedo cantar. Hasta que Dios me lo quite, es lo único que quiero seguir haciendo», se emocionó.


La estancia en prisión no le ha dejado secuelas visibles, al menos en el escenario: La Pantoja se atreve, coquetea con el vestido, enseña pierna y propone una acertada mezcla en la que combina la emotividad de las canciones con las que recuerda a Juan Gabriel con la alegría con la que canta sus composiciones.


Su arte sigue presente, como demostró al repasar los éxitos de una trayectoria adornada con 29 discos con las inmortales ‘Marinero de luces’, ‘Buenos días tristeza’ y ‘Pasó tu tiempo’.

Pero uno de los momentos más especiales llegó cuando la cantante buscó entre el público a sus hijos, Kiko Rivera e Isabel Pantoja ‘Chabelita’, para agradecerles que viniesen por sorpresa a Chile para acompañarla en el concierto de hoy y en el del día 5 de marzo en Santiago.

Hasta el reguetonero Maluma, que actúa el viernes y que hasta hoy había visto todos los conciertos sin aparente excitación, se levantó sonriente a aplaudir.

La Pantoja demostró que sigue teniendo poderío cuando se permitió el lujo de regañar al director de la maravillosa orquesta sinfónica que le acompañaba y al público de La Quinta Vergara, algo remarcable dado que a la audiencia viñamarina se le conoce como ‘el monstruo’ por su carácter y exigencia.

«A un artista hay que respetarle. Las risas, los móviles y lo demás… Para todo hay tiempo. Esta canción es mi vida, y si no os la vais a tomar en serio, no la canto», espetó al público de la primera fila, que reaccionó con un estruendoso aplauso.

Siguió con piezas míticas como ‘Era mi vida él’, ‘Es preciso volver’, ‘Hoy quiero confesarme’ y ‘El moreno’ para terminar de hechizar a la audiencia más entregada de estos tres días que lleva el festival.

El esfuerzo de la sevillana se vio recompensado con una Gaviota de Plata, que dedicó al público y a su familia, y con una Gaviota de Oro -máximo galardón del certamen- que recogió muy emocionada y que mordió al más puro estilo del tenista español Rafael Nadal.

Aún tenía un último trofeo que recoger: el jurado de Viña del Mar le concedió la Gaviota de Platino por su homenaje a Juan Gabriel, un premio único que se entrega sólo en contadísimas ocasiones y que la tonadillera quiso compartir con él.

Seguro que ‘el divo de Juárez’ se emocionó cuando la cantante pidió a todo el mundo que encendiesen las linternas de sus móviles para cantar al unísono, mágica, vibrante, ‘Así fue’, en el momento más bonito de la noche.

Y así, entre recuerdos a su adorado Juan Gabriel y los gritos del público de «ídola, ídola» tras interpretar ‘Se me enamora el alma’, se fue apagando el hasta ahora mejor concierto de la edición 2017 del Festival de Viña del Mar, en el que Isabel Pantoja demostró que una diva, por malos tragos que pase, siempre es una diva.

Tras la española, actuaron el humorista colombiano Carlos ‘Mono’ Sánchez y el dúo mexicano de pop latino Río Roma. EFE


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