La famosa actriz y presentadora de la televisión japonesa, Tetsuko Kuroyanagi de 83 años, conduce desde hace 40 años el programa de entrevistas “Tetsuko no heya” en Asahi TV por el cual ha sido incluida en 2015 en el libro de récords Guinness como la mujer que más tiempo lleva frente al mismo programa de televisión.
“Tetsuko no heya” se transmite en vivo y sin guión de lunes a viernes después de mediodía y por su plató pasan casi todos los personajes de la política, cultura y farándula local e internacional. Ha entrevistado a gente como Meryl Streep, Dusfftin Hoffman y Tom Cruise y ser invitado por ella es considerado por un artista japonés como acceder de hecho al olimpo de los “genokai”, al verdadero mundo de la fama.
Alguien bautizó a esta octogenaria conductora como una “genojin killer” o “asesina de los famosos” por el desenfadado estilo que tiene al hacer sus preguntas o lo que es mejor dicho: cuando se burla de tí.
Que Tetsuko te diga: “discúlpame, pero tus bromas no me hacen gracia” o que arruine la celebración del hijo recién nacido de una estrella espetándole “y tu hijo es tan trinchudo como tú” puede estropear un buen artículo en la prensa local o lo que es peor. Todo Japón se puede reír de ti tanto como la traviesa conductora.
A su edad, ostenta una energía envidiable. Participa regularmente en varios programas de entretenimiento y es brillante en aquellos que son de pregunta y respuesta en los que hace gala de su gran nivel intelectual y conocimiento del mundo.
Desde 1984 es Embajadora de Buena Voluntad de Unicef y, aunque con menos frecuencia que antes, se da tiempo para impulsar programas de ayuda para niños pobres en Asia y África y visitar las obras in situ.
Tiene un peculiar peinado que el público japonés conoce como “cabeza de cebolla” (玉ねぎ頭 Tamanegi atama), un mote que fue creado para ella y por ella en 1971 cuando se presentó en un programa de TV con el nuevo corte de pelo luego de pasar una temporada en Nueva York.
Como en aquel tiempo, la Kuroyanagi ha sabido renovarse en la actualidad para conectarse con el público japonés más joven. EL pasado 23 de septiembre decidió abrir su cuenta en Instagram por consejo del cantante Masaharu Fukuyama.
Su debut en la red ha sido buenísimo. En solo dos meses tiene 296.000 seguidores a quienes ha sorprendido por esa capacidad que aún tiene para convertir lo extravagante en moda inocente. Además del peinado, sorprende con sus suéters brillantes, sus hermosísimos vestidos a lo María Antonieta y eternas gafas redondas, sabe lucir kawai con esos accesorios de osos panda que tanto adora.
Sus fotos en Instagram van acompañados de comentarios sencillos y de episodios del día que la acercan sin ostentación a los internautas que la siguen. Cuenta que se ha olvidado la billetera en casa, comparte la foto de los cojines de su sala, dos de los cuales fueron bordados por su “mamá americana” que la alojó en uno de sus viajes de juventud a Estados Unidos o pregunta a sus lectores si acaso no se ve muy llamativa con el “maquillaje de teatro” que lleva para salir a cenar.
Desde la primera foto que subió a Instagram, una pestaña postiza caída sobre su mejilla, el público no hace más que enviarle mensajes de pura admiración y cariño. “Qué bonita”, “qué elegante”, “eres una obra de arte que se mueve”, “me enterneces”, “tienes un lindo corazón” y “yo quiero sumar años como usted”.
Tetsuko Kuroyanagi es así el ejemplo de una octogenaria de su tiempo, que sigue sumando los años con ilusión y trabajo para mantenerse en la cúspide a la que ascendió en la televisión japonesa y de la que nadie quiere que descienda. (Nancy Matsuda/International Press)
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