El jueves, Mazda presentó en Tokio su coche deportivo convertible Roadster RF con techo de metal. Sin embargo, los medios parecían más interesados en conocer cómo repercutirá el gobierno de Donald Trump en la producción de la compañía japonesa en México.
En 2014, la empresa abrió una planta en México con una capacidad de producción de 250.000 unidades anuales, para protegerse de las fluctuaciones monetarias y potenciar el mercado norteamericano.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte fue un factor clave para elegir a México, puesto que Mazda podría beneficiarse de mano de obra barata local y de exportar sus coches libres de aranceles a EE.UU.
Sin embargo, ocurrió lo que nadie esperaba: ganó Trump, que se ha referido al NAFTA como «el peor acuerdo comercial» jamás firmado por EE. UU.
Trump ha dicho que Estados Unidos podría renegociar o rescindir el acuerdo comercial. Más aún, sugirió que su país podría imponer altos impuestos a los envíos desde México. Una seria amenaza a Mazda.
Asediado por los reporteros, el presidente de la compañía japonesa, Masamichi Kogai, se refirió al tema.
«Norteamérica es un mercado importante y no estamos pensando en cambiar (la estrategia). Vamos a responder cuando políticas concretas salgan a la luz», dijo en declaraciones recogidas por el diario Nikkei.
Mazda no tiene fábricas en Estados Unidos, así que si Trump materializa sus propuestas de campaña, el fabricante japonés estaría en serios aprietos.
Signos de desaceleración están apareciendo en Mazda. El fabricante japonés había logrado recuperarse tras cuatro años de números rojos originados por la crisis financiera mundial de 2008. Sin embargo, su beneficio podría contraerse en el año fiscal 2016 por primera vez en cinco años principalmente por la fortaleza del yen. (International Press)
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