Cuando los uniformes escolares en Japón son una carga pesada

Padres hacen grandes gastos para cumplir requerimientos de escuelas

El uso de un uniforme único en las escuelas japonesas tiene algunas ventajas. Por ejemplo, al obligar a todos los estudiantes a vestir de la misma manera, puede reducir la posibilidad de que exista el tipo de ijime que nace de las diferencias económicas.

Sin embargo, y justamente hablando de economía, puede ser un dolor de cabeza para los padres por sus altos costes. Hay escuelas, revela el sitio RocketNews24, que no solo establecen qué clase de blazer, pantalón o falda deben llevar sus estudiantes, sino también qué tipo de mochila. El chaleco y la chompa o suéter a menudo deben tener un diseño específico que lleve el escudo de la escuela.

En el verano, la mayoría de escuelas permiten que los estudiantes utilicen camisetas, pero como en los casos anteriores, deben ser modelos específicos con el emblema del colegio. El uniforme para educación física, incluyendo las zapatillas, también es elegido por la escuela.

Traduciendo todo esto en cifras, muchos padres pueden llegar a gastar hasta 100.000 yenes (1.000 dólares) en el juego completo de uniformes para sus hijos en secundaria. Y como los chicos están en etapa de crecimiento, el gasto es casi anual.

Y si una familia tiene varios hijos en edad escolar, la carga se hace más onerosa. ¿Que los más pequeños hereden los uniformes de sus hermanos mayores? Sí, es una opción.

Sin embargo, si un colegio modifica su uniforme, todo el plan se va por la borda, como le ocurrió a una mujer que inscribió a su segundo hijo en la misma escuela de secundaria que el mayor. Ya había preparado todo para que el pequeño usara el uniforme del grande, pero antes del inicio del año escolar la escuela informó de que establecería un nuevo uniforme. Mala suerte.

Como la necesidad agudiza el ingenio, han surgido iniciativas para reducir costos. Por ejemplo, los padres y profesores de una escuela reúnen los uniformes de los estudiantes que se han graduado y los donan a familias con dificultades financieras.

Muchos padres han pedido que las escuelas sean más flexibles con respecto a sus reglas sobre el uso de uniformes. Que permitan, por ejemplo, que los chicos lleven chompas o camisetas no oficiales, o que las tiendas de descuentos vendan uniformes a precios asequibles. “¿No es suficiente decir que una camisa tiene que ser blanca o que los pantalones y la falda tienen que ser de color azul marino?”, se pregunta una mujer. (International Press)