Empresas japonesas controlan los olores de sus empleados

Foto howtobearedhead.com

 

Cuando el olor corporal deja de ser un asunto personal


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Calor. Sudor. Olor. Combinación que puede resultar muy mala para un negocio. Tanto así que en Japón algunas empresas han decidido tomar cartas en el asunto. El olor corporal ya no es un asunto solo personal, sino también laboral.

Incluso se organizan seminarios, como el que llevó a cabo el fabricante de cosméticos para hombres Mandom, dirigido a un grupo de trabajadores del gigante de las telecomunicaciones SoftBank, revela Mainichi Shimbun.


¿Cuál fue el objetivo del evento? Enseñarles a los empleados las causas del (mal) olor corporal y cómo usar apropiadamente desodorantes. Los participantes recibieron botellas de muestra que contenían olores desagradables (de la piel grasa o el que llega con el envejecimiento) para que los percibieran y tomaran nota.

Una de las participantes declaró a Mainichi que “el olor corporal es un tema muy delicado, y no es fácil decirles a los empleados en su cara que huelen mal”. Sin embargo, dijo que si el contenido del seminario se transmite a los trabajadores, para que lo conozcan y tomen conciencia, la situación podría mejorar.

Ojo que no solo el olor de axila o a sebo, entre otros, son un problema. También, por ejemplo, el olor a tabaco o el uso excesivo de perfume.


No es un asunto menor, pues en el sector de servicios, en el que hay trato directo con los clientes, los olores repelentes pueden dañar las ventas.

Teniendo eso en cuenta, el fabricante y vendedor de gafas Owndays pone especial atención en los olores de sus empleados. Incluso el olor figura en el código de vestimenta de su personal.


En el caso de esta compañía, sus empleados tienen que tratar a muy corta distancia a los clientes, sobre todo cuando los ayudan a ponerse o ajustar los anteojos. Owndays se dio cuenta de la importancia del cuidado del olor después de que un cliente se quejó del olor a tabaco del personal de una tienda. La queja empujó a la empresa a tomar medidas al respecto, y no solo en sus tiendas, sino en todas sus oficinas.

 

Algunas directrices de la empresa: lavarse los dientes después de comer o un descanso, no usar perfume, evitar consumir alimentos de olor fuerte antes o durante el trabajo, etc.

 

«Los malos olores pueden empeorar la impresión de nuestras tiendas. Hay muchos aspectos positivos de las medidas, como un aumento de los empleados que, preocupados por el aliento a cigarro, están tratando de dejar de fumar», revela un representante de la compañía.

Un vocero de Mandom, el fabricante de perfumes que organizó el seminario, considera que el mayor interés de las empresas en controlar los olores de sus empleados se debe en parte a que está aumentando la presencia femenina en el mercado laboral, pues las mujeres son más sensibles a los olores.

Sin embargo, otras voces piensan que las cosas se están exagerando. Tsuneaki Gomi, director de Gomi Clinic, clínica en Tokio que trata el olor corporal y el exceso de sudor, declara a Mainichi que el 70 % de las personas que llegan a su clínica preocupados por su olor corporal en realidad no tienen ningún problema en ese sentido.

Lo malo es que esa percepción errónea puede originar un problema, este sí verdadero: «Preocuparse excesivamente por el olor del cuerpo puede conducir al rechazo de uno mismo. La gente puede llegar a tener tanto miedo de su olor corporal que evita a los demás y pierde la confianza en sí misma». (International Press)

 

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